Javier ha convivido desde muy joven con personas con discapacidad intelectual. Desde que abrieron la Fundación en 1966, con un colegio de apenas 17 niños con discapacidad, no han dejado de crecer, conscientes de las necesidades de apoyo que requieren las persona con discapacidad para su inclusión efectiva en la sociedad y por supuesto en el mercado laboral.

Diariamente nos juntamos casi mil personas en las instalaciones, entre trabajadores y usuarios. Lo positivo es que de los 400 trabajadores, el 67% de ellos cuentan con contrato indefinido. Si hay algo en lo que Javier pone hincapié, es que vivimos en un mundo cambiante y debemos adaptarnos rápidamente a esos cambios: “ apostamos por la innovación centrada en la persona para favorecer servicios de calidad para personas con discapacidad intelectual”.

Arroyo se sincera ante los micros para contarnos toda la trayectoria de la Fundación desde sus inicios, las diferentes líneas de negocios y el empleo que genera gracias a cientos de empresas que confían en los servicios que dan. Además, la Fundación presta atención directa a personas con discapacidad intelectual, e imparten formación dirigida a que su inclusión en el mundo laboral sea efectiva y exitosa.