El día que Alonso Pérez de Guzmán se convirtió en Guzmán el Bueno: "Prefiero honra sin hijo, que hijo con mi honor manchado"

El leonés pagó muy cara la defensa del Castillo de Tarifa, amenazado por los benimerines y el infante don Juan

Museo Nacional del Prado

"Guzmán el Bueno", cuadro de Salvador Martínez Cubells (1884)

Álvaro Fedriani

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Cuenta el libro del Génesis que, un día, Dios quiso poner a prueba a Abrahán. El Señor le pidió que tomara a su único hijo, Isaac, lo llevara a la tierra de Moria y allí, en un monte que le enseñaría, se lo ofreciera en holocausto. Abrahán, obediente, se dispuso a hacer lo que se le mandaba.

No obstante, cuando iba a sacrificarlo, Abrahán oyó la voz del Señor que decía "no alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo". Así nació la promesa del Señor con su pueblo: "te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y la arena de la playa".

La historia se repitió siglos después en Castilla, aunque, eso sí, con otros personajes y un final muy distinto. Lealtad y sacrificio volvieron a encontrarse en Tarifa en el año 1294 en una batalla en la que el noble y militar leonés Alonso Pérez de Guzmán fue el gran protagonista y héroe.

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Estatua de Guzmán el Bueno en Tarifa

de bastardo a héroe: el recorrido de guzmán

Alonso fue hijo bastardo de Pedro Núñez de Guzmán, adelantado mayor de Castilla, y de una dama llamada Isabel –quien murió en el parto–. Según los cronistas de la casa de Guzmán, "los amores entre los progenitores de Alonso tuvieron lugar siendo el padre viudo de su primera esposa, y bajo una promesa de matrimonio que no pudo cumplir por haber marchado a la conquista de Jerez de la Frontera con Alfonso X".

Con apenas diecinueve años comenzó su carrera militar en Andalucía, enfrentándose a los moros y destacando por su valentía. Las crónicas de la época narran que "el joven Alonso se portó con gran valentía en aquella batalla [la que tuvo lugar en Martos contra los moros benimerines y el ejército granadino hacia el año 1275], capturando a un notable por el que obtuvo un buen rescate". 

El joven Alonso se vio obligado a emigrar a África, con el beneplácito del rey, después de que su hermano, Alvar Pérez de Guzmán, celoso por su destreza en el campo de batalla lo humillara ante el propio monarca y su Corte aludiendo a su condición de bastardo. En África se convirtió en el "guarda mayor" de la casa del emir Abū Yūsuf y en el "capitán de todos los cristianos" que estaban a su servicio, lo que le permitió acumular gran experiencia militar y riqueza, que luego invertiría en Andalucía. 

Los vientos, sin embargo, cambiaron en Castilla. Alfonso X "el Sabio" estaba enfrentado con su hijo, el infante Sancho –luego Sancho IV "el Bravo"– y había sido abandonado por casi todos sus aliados.  Tan solo la ciudad de Sevilla le seguía siendo fiel –de ahí que tenga el título de "muy leal" en su escudo y que su lema sea "NO8DO", siendo ese ocho una madeja que la tradición lee como "No madeja-do", es decir, "No me ha dejado"–.   

Esta situación llevó al Rey Sabio a pedir la ayuda de los benimerines, esto es, de Abū Yūsuf. Según el cronista Barrantes, Alfonso X pidió que Alonso Pérez mediase ante Abū Yūsuf. El servicio le valió su regreso a Castilla en 1282. Pero no se quedó ahí. El monarca le ofreció casarse con una sevillana, María Alonso Coronel, que, además de pertenecer a un muy noble linaje, era "rica de hazienda, de muy gran hermosura, al paresçer de muchas virtudes y bondad, de edad de quinze años".

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Estatua de Sanco IV "el Bravo" en las inmediaciones del Castillo de Guzmán el Bueno en Tarifa

Cumplida ya su tarea, volvió a África con su mujer y tuvo cuatro hijos: Juan, Pedro, Leonor e Isabel. Sin embargo, María regresó a Sevilla con los niños, dejando solo a Guzmán en Fez (África). En esos años que estuvo apartado de su familia, Alonso realizó grandes gestas y conquistas al servicio de Abū Yūsuf y después de su hijo, Abū Ya‘qūb. Destaca entre ellas el "hecho de cavallería tan famoso" de la lucha contra la sierpe que aterrorizaba a los habitantes de Fez, y a la que encontró mientras esta se enfrentaba a un león, aprovechando la buena ocasión para matarla.

el sacrificio de tarifa

Entre 1284 y 1291 Alonso estuvo en África y consiguió obtener enormes ganancias y fama militar. La muerte de Abū Yūsuf y la subida al Trono de Abū Ya‘qūb provocaron un ambiente menos favorable para él, por lo que decidió regresar a Castilla en el mismo momento en que Sancho IV preparaba su gran campaña en la región del Estrecho. En agosto de 1292 Guzmán asistió y cooperó con su consejo en la Toma de Tarifa, cuya alcaidía le fue más tarde encomendada.

Granada quería recuperar Tarifa para el Islam y Sancho pretendía lanzarse contra Algeciras, lo que favoreció la alianza granadino-marroquí en octubre de 1293. Y así llegamos al año 1294. Perdida la esperanza de conquistar la villa por medios militares, tras un intento fallido de sobornar al alcaide y ante la inminencia de la llegada de la escuadra de socorro, los sitiadores, con el emir Abū Ya‘qūb a la cabeza, decidieron escuchar el consejo del infante don Juan, hermano y enemigo del rey.

No sabemos cómo, el infante don Juan tenía prisionero a Pedro Alonso Pérez de Guzmán, uno de los hijos de Alonso Pérez de Guzmán y María Alonso Coronel, que tenía diez años. Para intentar hacerse con la villa usó una amenaza que le había servido años atrás para tomar el alcázar de Zamora.

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Castillo de Guzmán el Bueno, Tarifa

Don Juan, apostado a los pies de la fortaleza que hoy se conoce como Castillo de Guzmán el Bueno, amenazó a Alonso Pérez con degollar a su hijo allí mismo si no entregaba la plaza. Según cuenta la leyenda, Guzmán el Bueno lanzó una daga desde los adarves del castillo para que lo mataran con ella antes que sucumbir al chantaje de sus sitiadores. "Matadle con esta, si lo habéis determinado, que más quiero honra sin hijo, que hijo con mi honor manchado", dijo el alcaide de Tarifa según narra un viejo romance.

La heroica defensa de Tarifa frenó el asalto benimerín sobre Andalucía y obligó a Abū Ya‘qūb a retirarse de Algeciras y regresar a toda prisa a África, quedando Mohamed II de Granada solo para hacer frente a las armas castellanas. Alonso mantuvo su lealtad al rey Sancho, aunque eso le costó la vida de su hijo. No obstante, su heroísmo y su sentido del deber le trajeron el señorío de Medina Sidonia y el sobrenombre de "el Bueno", siendo conocido desde entonces como Guzmán el Bueno.

Alonso Pérez de Guzmán murió el 19 de septiembre de 1309, a la edad de 53 años, mientras luchaba por el rey Fernando IV de Castilla, "el Emplazado", en la localidad de Gaucín, en la Sierra de Ronda (Málaga), contra los ejércitos del Reino Nazarí de Granada.