La red social Facebook nos ha dado cuenta de una auténtico acto de amor entre un animal y su dueño en tiempos de coronavirus. Quiero que conozcas la historia de Charly. Charly es una perrita negra, de tamaño grande que se ha convertido en uno de los canes más reconocidos mundialmente. Muchísima gente ya conoce su historia. El testimonio ya se ha convertido en viral y ha dado de sí en redes sociales. Todo un acto de amor y generosidad que ha dado cuenta de la fidelidad que profesan las mascotas hacia sus dueños.

Su historia es una muestra más del amor que los canes precisan por los perros hacia sus amos es incondicional. Son muchas las investigaciones que aseguran la siguiente premisa: “El perro es el mejor amigo del hombre”. Expertos y zoólogos consideran que la relación entre seres humanos y perros nos llega hasta hace unos 13.000 años, cuando antropólogos observaron huesos caninos enterrados junto con restos humanos. De esta forma, se extrae la conclusión de que la convivencia entre perros y humanos tiene mucho que ver con el compartamiento “de manada” que ambos compartimos. Una conveniencia mutua de la que ambos sacamos algo muy simple y complejo a la vez: compañía, apoyo mutuo. Y todo, sin necesidad de palabras. Sólo demostrando por parte de ambos una fidelidad envidiable.

Tanto Charly como su dueño, Steven Milleo Sivert son "uña y carne". Su relato comienza por las calles del barrio guatemalteca de Jucanya Panajachel.

---

---

Según apuntan medios locales, Steven salió a dar un paseo en plena cuarentena junto a su perro. En aquel momento, fue detenido. La pobre Charly, ante tal situación, se quedaba en la calle sin entender qué ocurría y viendo como su dueño era detenido. Sin embargo, debido a la fidelidad y amor que Charly procesa hacia Steven, la perrita en lugar de marcharse a su hogar decidió algo que dejaría a todo el vecindario e incluso a la Policía sin palabras. La presencia de mascotas en la Comisaría en la que se encuentra Charly está prohibida, aunque la perrita hace todo lo posible por colarse entre los agentes para ver a través de los barrotes a su dueño quien deberá, por el momento, permanecer en prisión. Steven no cuenta con la multa que le permitiría salir en libertad y volver a disfrutar de su perrita.

Una historia que recuerda al acto de amor entre Hachiko y su dueño en Japón

Muchos usuarios a través de redes sociales han llegado a comparar esta historia con la de Hachiko, quien también demostró hasta su último día un amor incondicional hacia su dueño. Este reconocido perro fue un can de raza Akita que, desde el período de entreguerras, se convirtió en un símbolo de lealtad para los japoneses. El perrito, tras su muerte, se convirtió en toda una figura de lealtad y amor hacia su dueño. Hasta su final, aguardó pacientemente la vuelta de su dueño. Jamás se produciría. Su relato fue trasladado a Hollywood y la memoria del animal permanece todavía latente a través de las personas más ancianas, que vivieron la primera mitad del siglo XX en Japón.