La escalada de violencia terrorista en Nigeria tiene atemorizada a la población. Son miles las personas asesinadas en los últimos años en atentados terroristas y cientos las víctimas de secuestros indiscriminados. El último atentado se ha producido esta mañana en la capital del país y ha causado diecinueve muertos. El pasado 14 de abril fueron más de setenta los asesinados. También a mediados del mes de abril, Boko Haram, la milicia islamista que actúa como filial de Al Qaida, secuestró a 234 niñas que hoy viven como esclavas en Chad.Nigeria, uno de los países con la mayor reserva petrolífera de África, vive una situación de emergencia nacional y se enfrenta a un grupo insurgente radical cuyo objetivo prioritario es luchar contra Occidente y el cristianismo. La base social en la que crece este grupo se encuentra entre los sectores más pobres del país a los que Boko Haram se dirige usando la corrupción y la injusticia como causas desde las que movilizar las peores pasiones. El Gobierno de Nigeria se ha revelado incapaz de frenar la barbarie. Está claro que para luchar contra el terrorismo, este país trascendental para el futuro de África necesita apoyo internacional que le provea de recursos técnicos y jurídicos para enfrentarse al terrorismo. Occidente debería ser consciente de lo que está en juego.