Caracterizado de un gran don de elocuencia, sobre todo, predicó con el ejemplo. Sus visiones en éxtasis de las almas del purgatorio, le llevaron a orar especialmente por ellas. Precisamente, centró su ministerio sacerdotal en la atención a quienes acudían a confesarse. Destacado fue también su espíritu de penitencia y los enfrentamientos con el diablo de la misma forma que los tuvieron Santa Teresa de Jesús o el Cura de Ars, entre otros. El apoyo principal lo tuvo en la Eucaristía, Sacramento que vivía profundamente en cada celebración, incluso en los momentos donde la prueba de la enfermedad más se agudizó. También destaca su generosidad con los necesitados a los que daba buena parte de las limosnas que recibía. Muere en 1305, siendo confortado con el Viático. Su cuerpo apareció incorrupto y en un gesto de devoción cogieron sus brazos a modo de reliquias. Es popular que, de esos relicarios ha manado sangre, lo que ha hecho popular al Santo. Iconografía del Santo: Se le representa con el hábito agustino y una estrella en el corazón que dicen que fue la que le guió cada noche cuando iba a rezar a la Capilla. En la otra mano tiene un ave porque la tradición relata que, en un día de enfermedad, los monjes le quisieron dar de comer carne asada, pero el ave revivió después de ser asada y se escapó, con lo cual no incurrió en la ruptura de su opción de no comer carne. Otras festividades y Santos: Nuestra Señora de las Maravillas. Hilario y Lucio.