No duda en asegurar José María Paricio que "los tres primeros años de vida de un niño son muy complicados, pero son muy bonitos. He aprendido mucho de las madres, viendo cómo disfrutan de sus niños. Y podemos tener de estos años varios puntos de vista, la del adulto y decir este niño se debe adaptar a mi vida o como tú te adaptas a la suya".Un hijo cambia la vida de la familia, pero sobre todo de la madre. El libro del Doctor Paricio es una guía de esos primeros años, de cómo enseñarles a dormir, a comer, la separación en los primeros días de guardería..."El tema del sueño es muy candente. Pretendemos enseñar a los niños a cosas que ellos saben hacer muy bien, los niños ya duermen dentro de su madre, durante la gestación ya tienen fases de sueño. Saben dormir perfectamente, el problema es que no duermen al mismo ritmo que nosotros", explica el pediatra que no es partidario como otro expertos en dejar que los niños lloren si no tienen sueño, "va contra la teoría de la vinculación de los seres humanos. Si uno encuentra a una persona llorando por la calle, a no ser que seas muy psicópata, te paras y preguntas ¿le pasa algo, le puedo ayudar?".Los niños demandan una gran atención de la madre dice el doctor, "a un niño se le pueden explicar las cosas pero poquito a poquito. No es que la razón esté de su parte, es que es así, quiere resolver los deseos con gran rapidez, y dejarles llorar de esa manera tan desconsolada es hacerles pensar que en esta tierra aunque llores nadie te hace caso. Hay que hacerles caso y explicarles las cosas poco a poco y que no pueden salirse con la suya siempre. Son más atractivos esos métodos conductistas de adiestramiento y  es cierto que funcionan".Sobre la alimentación, José María Paricio asegura que, "los niños van madurando poquito a poquito, a los 3 meses sostienen la cabeza, progresan sosteniendo el tronco y luego esos manotazos que van dando poco a poco son reflejos innatos, pero también van aprendiendo y progresando con ensayo-error  y van pensando haciendo esto voy llegando a coger eso.  De toda la vida si la madre o el padre los tenían cerca de la mesa y se caía una miga o un trozo de pollo se lo comían mucho antes de las papillas modernas".