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Brasil 1950 (segunda parte)

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Tiempo de lectura: 5'Actualizado 27 may 2017

Ya tenemos un pedazo de la Historia de este Mundial, el Mundial de Brasil, el Mundial del 50... falta rematarlo. Lo que ocurrió al final lo sabe todo el mundo, lo que vamos a intentar es contar detalles que sucedieron por el camino. Y aún no hemos hablado de España, cuyo momento clave es... el gol a Inglaterra.Aunque hubo ciertos problemas para escucharlo, como podemos ver... España consigue la gesta de llegar al grupo final, con Brasil, Suecia y Uruguay. Pero para ver el origen de la odisea de España en aquel Mundial, hay que retroceder un poquito...Empezamos en abril de ese año, 1950, cuando España derrota a doble partido a Portugal, lo que le da el billete a Brasil. España gana 5-1 en Chamartín, y empata a 2 en Lisboa. El país vive aislado de la comunidad internacional a causa del franquismo, pero los clubes participan en la Copa Latina, que reúne al campeón de Liga de España, al de Italia, el de Francia, y el de Portugal. Ese año le toca al Atlético de Madrid, que cae en semifinales...Se trata de una generación excelente de futbolistas, y el Mundial de Brasil es su primera oportunidad de demostrar su talento. España juega dos amistosos de preparación contra un equipo de jugadores húngaros, el “Hungaria”, con los que viene un tal Kubala, que ficha por el Barcelona un año después...Ahora las pre-listas para el Mundial son habituales en algunas selecciones. Los entrenadores eligen a 25 o 30 futbolistas, y luego hacen sus descartes. Antes del Mundial de 1950, el seleccionador, Guillermo Eizaguirre, trabaja con una primera lista de 53 futbolistas. Guillermo Eizaguirre es el seleccionador español en ese momento... y Benito Díaz es el entrenador. Han oído bien. Porque en esa época es normal ver esas dos figuras separadas: uno elige a los jugadores... y el otro los entrena.  La gran estrella de España es Ramallets, y Ramallets llega al torneo como tercer portero. En teoría el portero titular puede ser Ignacio Izaguirre, o Juan Acuña, el 'gato' de Riazor....Resulta que el seleccionador Eizaguirre tiene la desafortunada idea de decir que “las maletas las tiene que subir el gallego” (porque los mozos de equipaje en esa época son, en su mayoría, gallegos). Acuña se revuelve: “las maletas las va a cargar su puñetera madre”. Eizaguirre quiere dejar en tierra a Acuña, pero los jugadores vascos de la selección, que eran mayoría, dicen que si no viaja el gallego... los vascos, tampoco.Así que, con Acuña en la expedición a pesar del “quítame allá esas maletas”, la selección española pone rumbo a Brasil... y la Federación, durante el vuelo, reparte una copia de un librito muy curioso, a cada jugador...Algunos consejos y recomendaciones de conducta, ¿no? Al llegar a Brasil, un exiliado republicano amenaza de muerte al seleccionador Eizaguirre, al que a partir de ese momento le acompañan escoltas allá dónde va. Y volvemos al asunto del portero...    El portero en el primer partido, en la victoria contra EEUU en Curitiba, es Ignacio Izaguirre, que no termina de hacerlo bien... y Ramallets es el elegido para jugar contra Chile el segundo partido. Lo hace tan bien, que será el titular indiscutible, hasta el último partido con Suecia, en el que España se juega el 3er puesto. Acuña no juega ni un minuto. Le acaban llamando “el gato de Maracaná” a Ramallets, es elegido mejor portero del torneo. Porque hace, sobre todo, un partido sensacional contra Inglaterra. Y España gana 1-0. Al terminar el partido, la euforia se desata. Matías Prats le pregunta al presidente de la Federación, Muñoz Calero, si quiere decirle algo al Caudillo. Y Muñoz Calero contesta con el desafortunado “hemos vencido a la pérfida Albión”, frase que provoca un conflicto diplomático, y que le cuesta el cargo al señor presidente de la Federación Española. Así que tenemos en el grupo final a España, a Brasil, a los fornidos suecos, y a la selección de Uruguay. Todos contra todos, a un partido, y el que gane el grupo, gana el Mundial. Brasil llega, recordemos, mucho más descansada que el resto. Juega todos sus partidos, menos uno, en Río; y los demás, se pegan una paliza viajando...El primer partido de España en el grupo final es contra Uruguay. España va ganando 2-1 pero en el último minuto empata Obdulio Varela. Puchades, centrocampista español, se queda sorprendido con la alegría con la que celebran el empate. Dice que entenderá unos días después, cuando el torneo termine, la tremenda fe que tenían los uruguayos en sus posibilidades.  Porque a la vista del arranque de Brasil en el grupo final parece que aquello va a ser un dominio arrollador del anfitrión. Y ellos también lo piensan, claro, los jugadores, los aficionados, y la prensa. Brasil aprovecha el cansancio de los demás, y le mete 7 goles a los suecos, y 6 a los españoles. Así llegamos al partido decisivo. Que no es una final, sino el tercer partido para Uruguayos y Brasileños. Brasil, con un empate, es campeón. Pero el clima de euforia es tal que se da por sentada una victoria local. El día antes de la final, un diario muestra una foto del equipo, y titula: “Estos son los campeones del Mundo”. Obdulio Varela, el capitán de uruguay, les ordena a sus muchachos que se orinen encima de varios ejemplares de ese periódico. Y además, les dice que el partido se gana “con los huevos en la punta de los botines”. Que se lo dejen todo, vaya... En la previa podemos encontrar indicios del drama que se avecina, como por ejemplo que los jugadores llegan casi sin comer al partido por haber asistido a una recepción con políticos en la que no paran de saludar y no les da tiempo a probar bocado... y cuando se descubre que Flávio Costa ha viajado a Europa para observar a dos rivales como España e Inglaterra, pero no había visto jugar a Uruguay. Craso error...El alcalde de Rio pronuncia un discurso en el que vuelve a decir que Brasil va a ser campeón. Y la historia del partido creo que ya la sabemos... Brasil marca el 1-0, y a partir de ahí... el silencio más absoluto. Cuando acaba el partido, Jules Rimet intenta bajar para dar la Copa. Digo intenta porque se encuentra un caos: ni guardia nacional, ni himnos, ni entrega solemne. Entre empujones, y con la Copa debajo del brazo, se la entrega a Varela, al que encuentra entre la confusión, y le dice que la victoria de Uruguay le hace muy féliz, “sobre todo por lo inesperada”. Hay que imaginarse cómo se queda Río después del palo, totalmente inesperado. La hinchada, al salir del campo, destroza el busto del alcalde que hay a las afueras de Maracaná. Los uruguayos llegan a su hotel y se les pide que no salgan de allí, y se habla de suicidios y de muertes por infarto...No hace mucho caso Varela, y sale a tomar unas cervezas, a un bar donde le invitan, y él invita. Años después, dice Obdulio Varela que le dio mucha pena el dolor que vio en los brasileños con los que bebió en aquel bar. Alguno de aquellos jugadores que deshonraron la camiseta blanca (que nunca volvió a ser blanca) de Brasil, son considerados malditos en Brasil durante muchos años. Sobre todo, el portero Barbosa. Y con ese clima de desazón, tristeza, incredulidad y el cruce de culpabilidades, termina el Mundial de 1950. ¿Y España? España pierde con Suecia el último partido, queda 4ª... y se encuentra con un dilema, antes de volver...Brazuca 2014: Brasil 50 (segunda parte)

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