Nació entre críticas: faltaban pacientes. No había quirófanos y los profesionales sanitarios llegaban trasladados desde otros centros. Entre medias, intentos de sabotaje o un presupuesto que se disparaba hasta los 153 millones de euros. Pero un año después, pocos dudan de la eficacia del Hospital Isabel Zendal en la lucha contra la pandemia, asistiendo a los pacientes más graves y vacunando masivamente a la población madrileña.

Lo avalan los datos. En primer lugar, aliviando la capacidad asistencial del resto de centros de la red madrileña. Desde que recibió a su primera paciente el pasado 13 de diciembre de 2020, dos días después de entrar en funcionamiento, en el Zendal han sido atendidos más de 8.394 madrileños. De ellos, 383 pasaron por su Unidad de Cuidados Intensivos.

Por otro lado, como punta de lanza de la vacunación. 1,8 millones de dosis se han inoculado en este centro. Esto es, prácticamente, el 20% de todas las vacunas que se han administrado en la región.

Rememorando el diseño del hospital de IFEMA, el Zendal acogió su mayor pico de capacidad durante la tercera ola, con 650 personas ingresadas. Lejos, eso sí, de las 1.000 camas disponibles en los tres pabellones de los que dispone. María Luisa, ahora ingresada, se emociona al hablar del personal del centro. "Solo tengo palabras de gratitud. Nos cuidan. Nos miman. Solo beneplácitos para todo el equipo, para todo el mundo", dice entre sollozos.

CRITICADO POR LOS PROFESIONALES

Ahora mismo, en el Zendal trabajan cerca de 450 profesionales, una cifra también lejana a los más de 1.300 que lo hicieron durante lo peor de la tercera ola. Algunos de ellos, llegaron voluntarios, pero la mayoría fueron trasladados desde el resto de hospitales madrileños.

Esto provocó el enfado y las críticas de muchos sanitarios, pero los responsables del hospital se defienden. "Todos esos profesionales que no querían trabajar aquí, ya han sido enviados de vuelta a sus centros", expone Isabel María García, coordinadora de Enfermería. García admite errores en este tiempo pero se muestra dolida por las críticas que llegan de compañeros de profesión. "Algunos no querían venir y al llegar aquí, la experiencia y el ambiente de trabajo han sido tan buenos que muchos han pedido quedarse".

Paula, una joven enfermera de 25 años, lleva desde los inicios del Zendal. Su trabajo en dos palabras: "registrar y vacunar". Asegura estar contenta pero denuncia la incertidumbre laboral de sus contratos covid, que finalizan el 31 de diciembre. Esa "flexibilidad" como centro es la mayor ventaja del Zendal, cuenta su director, Javier Marco, que explica que hay que ir adaptándose a lo que la situación va deparando. "La pandemia nos ha enseñado que no podemos hacer planes a largo plazo", matiza.

En estos momentos, hay 102 personas ingresadas en el Hospital Isabel Zendal en uno de los tres pabellones disponibles. El otro está destinado a vacunación y, el tercero, permanece cerrado. Con estos datos, y con la gran mayoría de la población vacunada, la pregunta es obligada: ¿es viable un hospital de esta envergadura?

Javier Marco lo tiene claro. "Hoy tenemos 100 pacientes. A lo mejor en cinco días tenemos 200. La red hospitalaria de Madrid puede absorber 100 pero ya con 200, igual lo pasa mal y hay que empezar a posponer cirugías, hay que parar la atención oncológica..".

El futuro del Hospital Zendal parece destinado, segun el responsable del centro, hacia la rehabilitación de pacientes con secuelas del covid aunque, en su opinión, "el virus no se va a marchar. Va a seguir con nosotros y hay que estar preparados por si llega un nuevo repunte, en este caso, con la nueva variante Ómicron".