El anuncio del presidente de la Comunidad de Valencia, Ximo Puig, de un implantar un paquete de medidas destinadas a reducir los impuestos ha dejado fuera de juego al gobierno de Sánchez por lo que supone de enmienda a la doctrina oficial de La Moncloa. Desde que la presidenta de la Comunidad de Madrid anunciara una serie de iniciativas para reducir la presión fiscal sobre los bolsillos españoles, propuestas que siguieron los Gobiernos de Galicia, País Vasco y Andalucía, los socialistas se habían dedicado a deslegitimar esa política acusando al PP de populismo fiscal y competencia desleal.

Además, utilizaban el argumento de que menores ingresos fiscales suponen un recorte en las prestaciones del Estado de bienestar que principalmente perjudicarían a las personas más vulnerables. Hubo ministros, como Escrivá, que pidieron incluso un proceso de armonización y recentralización de las políticas fiscales autonómicas.

Ahora Ximo Puig rompe la disciplina socialista y se suma a las Comunidades del PP ante un escenario electoral que no augura nada bueno para el PSOE en la Comunidad Valenciana. Entre otras razones, por la difícil situación en la que se encuentra su socio de gobierno Compromís, ante el juicio a Mónica Oltra. Esta decisión del presidente valenciano puede tener un efecto de arrastre en otras comunidades socialistas, como Aragón, que ven peligrar sus gobiernos ante la política de Sánchez y sus alianzas, como ya advirtió el presidente castellanomanchego, García Page.