La entrada en vigor de la nueva factura de la luz va a tener un importante efecto en una economía familiar ya de por sí menguada por los efectos de la crisis. Pese a que el gobierno ha querido tapar esta subida diciendo que el nuevo sistema por tramos horarios hará que las familias lleguen a ahorrar un 15%, la realidad es muy diferente. Hay que tener claro que la nueva factura de la luz solo beneficiará a los usuarios si modifican los hábitos de consumo de electricidad y se utilizan las franjas horarias de la noche para los altos consumos, como poner la lavadora o el lavavajillas.

El recibo de la luz se ha disparado en el último año en torno a un 40%. El incremento del coste procede de la subida del precio en la generación y la comercialización de la electricidad en los mercados. Pero también hay que tener en cuenta que este factor solo representa un tercio de la factura final, porque hay que añadir los costes regulados por el Gobierno y el pago del impuesto eléctrico y del IVA, que es un 21%, uno de los más altos de Europa. La Transición Ecológica debe basarse en una política energética planificada desde una menor carga impositiva, un mayor diálogo con las empresas del sector y una liberalización de los mercados.

El gobierno de Sánchez es demasiado dado a la demagogia y a las contradicciones. Un mercado eléctrico intervenido por el Estado no es la mejor solución a la pobreza energética, ni una alternativa a la educación de los ciudadanos en la responsabilidad a la hora de consumir.