Hace algunas horas el presidente de Ceuta, Juan José Vivas, ha explicado en COPEpor qué su partido se abstuvo cuando se votó declarar “persona non grata” a Santiago Abascal en la ciudad autónoma. En la crisis provocada por Marruecos en mayo, el líder de Vox hizo unas declaraciones que cuestionaban la fidelidad a la soberanía española de algunos partidos, y específicamente de los musulmanes ceutíes. Es lógico que el PP, como partido de Estado que busca suficientes apoyos para ser alternativa de Gobierno, se distancie de algunas posiciones del partido de Abascal, por ejemplo, en materia de inmigración, aunque la forma más adecuada de expresar la crítica no es un señalamiento que pretende estigmatizar a una persona, sea cual sea su ideología.

Después de las declaraciones de Vivas en Cope, Vox ha dado por rotas la relaciones con el PP. Ya veremos si este anuncio se materializa en algo concreto. De momento lo que tenemos es un avance del PP en las encuestas y un ligero descenso en la intención de voto de Vox. Los de Abascal necesitarán distanciarse del PP, sobre todo cuando se acerquen los períodos electorales, y en el horizonte estás los comicios andaluces. Asistimos a una pugna normal por un espacio compartido. Pero más allá de las cuestiones estratégicas, es conveniente que el debate en la política española se mantenga, a izquierda y a derecha, dentro de la moderación y de unos claros referentes éticos.