La paz queda lejos
Hamas necesitaba un pretexto para reabrir la herida y dotarse de una supuesta legitimidad que después de 15 años es cada vez menor entre la población de Gaza
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Actualizado 13:46
Se ha cumplido ya una semana del inicio de los nuevos enfrentamientos entre Israel y Hamas. Israel tiene derecho a defenderse. Pero desde que Netanyahu llegara al poder en 2009 la política israelí ha ido distanciándose de una posible convivencia pacífica, no solo con los palestinos de los territorios de Gaza y Cisjordania, sino del 20 por ciento de la población árabe-israelí que vive dentro de sus fronteras. Hamas, apoyada por Qatar y Turquía, encuentra en esa falta de voluntad de paz, la justificación perfecta para seguir minando la credibilidad de una torpe e incompetente Autoridad Nacional Palestina.
La debilidad de la Autoridad Nacional Palestina que ni siquiera ha querido recobrar el control de la franja de Gaza, le ha permitido a Netanyahu llevar a cabo la extensión de las colonias en los territorios ocupados y la judaización del Estado de Israel, sin resistencia significativa y con sucesivos apoyos electorales.
Hamas necesitaba un pretexto para reabrir la herida y dotarse de una supuesta legitimidad que después de 15 años es cada vez menor entre la población de Gaza, que tiene hambre y sed de futuro. Y la ha encontrado en la expulsión de los palestinos del barrio de Shaikh Jarrah, en Jerusalén. Netanyahu y Hamas reforzados. Los israelíes y los palestinos más lejos de la paz.
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