La situación política y social en el Estado libre asociado de Puerto Rico se agrava a medida que pasan las horas, después de que se destapara el caso de los insultos, comentarios sexistas y homófobos del gobernador Ricardo Rosselló contra políticos y personajes públicos. Mensajes en los que, por ejemplo, se tomaba a broma a las víctimas del huracán María. La isla está en huelga general y las movilizaciones en la calle derivan hacia actos puntuales de violencia. El caso Rosselló llega en un contexto de corrupción política, depués de que el FBI detuviera a dos altos cargos de su gobierno. Además la situación social se agudiza por la carencia de servicios básicos después del devastador paso del huracán.

Puerto Rico atraviesa un momento dramático entre otras razones por la complejidad de sus relaciones institucionales y políticas con Estados Unidos. El abandono al que tiene sometida a la isla la administración Trump deja a la sociedad en manos de la arbitrariedad de una clase política que está más volcada en sus intereses personales que en el servicio a un pueblo que manifiesta un profundo sentimiento hispánico. Uno de los graves problemas de la sociedad puertorriqueña es la masiva emigración de sus jóvenes y de las clases profesionales más cualificadas a los Estados Unidos. Ante esta situación, los obispos de Puerto Rico han convocado una jornada de 24 horas de oración por la paz, para pedir al Señor estabilidad política e institucional y para que siembre en los corazones de los puertorriqueños la necesaria esperanza.