Tras el rezo del Ángelus, el Papa Francisco ha puesto el foco este domingo en las manifestaciones populares de protesta que sacuden el mundo en estos días, de Colombia al Líbano o Bielorrusia. Aunque cada caso es distinto, lo cierto es que en las variadas protestas podemos sacar un par de factores comunes que conviene tener en cuenta. El primero es que en como todo este tipo de acciones, hay quienes se suman tratando de arrimar el ascua a su sardina antisistema. La violencia lejos de ser solución, agrava siempre los conflictos. Y el segundo, en la línea de las palabras del propio Papa Francisco, es que esos comportamientos intolerables no deben evitar que reconozcamos el auténtico malestar que subyace en el clamor social.

Ignorar ese clamor puede ser toda una bomba de relojería. El llamamiento a escuchar a los que tienen responsabilidades políticas es urgente. Y lo es también trabajar, cada uno desde sus posibilidades, para tejer vínculos, construir una verdadera amistad cívica y huir de la división que, especialmente en estos tiempos de incertidumbre, es una tentación muy poderosa.