Creer a Sánchez

En su gira por diferentes programas de radio y televisión, Pedro Sánchez responde a la acusación de haber mentido durante la legislatura argumentando que un político está obligado a “cambiar de posición", y considera un error no haber salido a tiempo a explicar esos cambios frente a las acusaciones de los medios de comunicación "conservadores". Para justificar esos cambios ha evocado a Adolfo Suárez, que legalizó el Partido Comunista, y a Felipe González, que convocó el referéndum sobre la OTAN cuando había rechazado que España perteneciera a dicha organización.

Aquellas decisiones de sus antecesores fueron adoptadas teniendo como meta la convivencia y la seguridad de España, mientras que Sánchez ha "cambiado de posición" en múltiples ocasiones con el único objetivo de mantenerse en el poder, y lo ha hecho poniendo en riesgo bienes y valores fundamentales. Esa fue la razón fundamental de su pacto con Podemos que, por supuesto, no le ha hecho perder el sueño como afirmaba; así como sus acuerdos con quienes habían dado un golpe de Estado en Cataluña y con los herederos políticos de ETA, gracias a los cuales ha podido aprobar la mayoría de las leyes que han jalonado su legislatura.

Sánchez se ha decidido a salir a campo abierto, consciente del malestar que ha generado su política, incluso en amplios sectores de su electorado. Por eso intenta convencer de que en su política le ha guiado el sentido de la responsabilidad y del Estado. El problema es que ya nadie sabe a qué Sánchez tiene que creer.