Al cumplirse veinticinco años desde que se inaugurara el primer Congreso Católicos y Vida Pública, el aula magna de la Universidad San Pablo CEU ha albergado hoy el inicio de los trabajos de esta cita de referencia en la agenda del catolicismo social español. En esta ocasión el Congreso está dedicado a la misión central de la Iglesia, la evangelización, que significa anunciar, vivir y compartir el Evangelio en medio del mundo.

En un momento en el que, como afirma el papa Francisco, vivimos un cambio de época, en el que se agudizan determinados procesos de ruptura política y social que conduden a una evidente polarización, una de las misiones principales de los cristianos en la vida pública es crear espacios de encuentro en los que el reconocimiento del interlocutor sea condición de un diálogo fecundo en orden a construir una amistad cívica. Sobre todo, ante las permanentes tentaciones de exclusión de los más vulnerables y las tentaciones de ruptura que generan conflictos.

La contribución del Congreso Católicos y Vida Pública, en continuidad con la reiterada invitación de los obispos españoles a una presencia elocuente de los cristianos en “el marco social en el que se desenvuelve nuestra existencia tanto individual como colectivamente”, ha sido la de alentar el compromiso de la fraternidad cristiana al servicio de la sociedad. Una fraternidad que contribuya a la construcción de una comunidad inclusiva, que custodie la dignidad de la persona y la creación, y que sirva de aliento y esperanza para las generaciones futuras.