Proyecto compartido
"La pluralidad se convierte así en una riqueza, en una multiplicidad de voces, y no en una trinchera infinita"

Escucha la Línea Editorial del martes 8 de julio
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Los casos de presunta corrupción y de presuntos amaños en las elecciones primarias aumentan la sensación de que la vida política está atrapada en un eterno retorno de descomposición. El PSOE, teóricamente, llegó al poder, entre otras cosas, para sanear una corrupción que vuelve a aparecer incluso con mayor fuerza. Además, se ha producido un maltrato sistemático a las instituciones. Es lógico que crezca el escepticismo. La democracia, como forma de vida en común, necesita ser renovada una y mil veces. Tienen que ser revisados y saneados los procedimientos de contratación pública, de deliberación parlamentaria. Es necesario poner al día el sistema de división y contrapeso de poderes.
Pero la democracia no es solo un conjunto de procedimientos, es la expresión del “nosotros” de una comunidad política, que a través de los partidos y de las instituciones expresa un proyecto compartido. Ese proyecto, al que algunos llaman patriotismo constitucional, está hecho de un conjunto de bienes que todos reconocemos como algo común. El bien común no es solo la suma de bienes de todos aquellos que somos ciudadanos españoles. Nuestra libertad como ciudadanos no se limita a impedir una invasión del Estado o a impulsar instrumentos que reduzcan los posibles daños de los partidos. Nuestra libertad ciudadana se expresa como participación activa en un proyecto compartido. La pluralidad se convierte así en una riqueza, en una multiplicidad de voces, y no en una trinchera infinita.