Un daño irreparable a la unidad de Occidente
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Madrid - Publicado el
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Europa lleva a cabo una ofensiva diplomática para hacer entrar en razón a Washington sobre su guerra arancelaria, con la visita de Giorgia Meloni este jueves como momento estelar. La tregua decretada por la Casa Blanca ofrece una ventana de oportunidad para reconducir la situación, al menos en parte. Por lo que se ha ido conociendo, la tregua era parte de la estrategia inicial de Trump, aunque a la vez emergen detalles que evidencian que se ha visto obligado a recular.
El objetivo de mejorar la balanza comercial, salvaguardar la posición del dólar y abaratar la financiación estadounidense es una jugada excesivamente arriesgada incluso para un hombre de negocios adicto al riesgo. El problema es que parte del daño es ya irreparable. La pérdida de confianza en EE.UU. es un hecho, especialmente para los europeos.
Lo ejemplifica el debate estos días en el Parlamento danés sobre el acuerdo de defensa firmado hace meses con Joe Biden, interpretado entonces como garantía de compromiso norteamericano, y percibido ahora desde el temor a la injerencia.
Tal es el clima de suspicacia que la Comisión Europea ha prohibido a sus enviados a los encuentros de primavera en Washington del Banco Mundial y el FMI llevar sus móviles y ordenadores habituales, puesto que tendrán que adaptarse a medidas de seguridad como las que se aplican ante el riesgo de espionaje ruso.
Aún es pronto para calibrar el impacto de la trágica ruptura en la unidad de Occidente que Trump ha logrado en menos de 100 días. Europa debe intentar minimizar el daño, pero su primera obligación es evitar a toda costa que la crisis amenace su propia unidad interna