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El otro Khashoggi

El tío del periodista saudí asesinado fue uno de los miembros ilustres de la jet set de Marbella

Adnan Khashoggi

El millonario saudí Adnan KhashoggiGiovanni CoruzziCordon Press

Javier Martínez
@jmartinezrei

Redactor de COPE.es 

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 05:33

Durante los años 80, el yate Nabila fue uno de los símbolos de Puerto Banús. La embarcación, que llegó a ser el barco de recreo más grande del mundo, fondeaba cada verano en el puerto marbellí, y por él pasaron personalidades como Farrah Fawcett, Liz Taylor o el presidente de Estados Unidos Richard Nixon. 

El apellido del propietario de aquella embarcación, Khashoggi, ha vuelto a la primera plana mediática por distintas razones. Su sobrino, el periodista saudí Jamal Khashoggi, uno de los mayores críticos con la monarquía de su país, ha sido asesinado en la Embajada de Arabia Saudí en Turquía. 

El yate Nabila, de Khashoggi

El yate Nabila, escenario de muchas de las grandes fiestas de Adnan Khashoggi

Pero en los años 80, el apellido Khashoggi era sinónimo de opulencia. Era el apellido de Adnan Khashoggi, el multimillonario traficante de armas que se convirtió en una de las caras más visibles de la jet set marbellí en los años 80. 

En su historia se mezclan elementos reales y de ficción, y él mismo contribuyó a acrecentar muchas de las leyendas en torno a su figuro. Según publicó la familia en su obituarioel padre de Adnan Khashoggi era el médico personal del primer rey de Arabia SaudíAbdulaziz bin Saúd, considerado el padre de la nación saudí. El pequeño Adnan asistió al Victoria College de Alejandría, en Egipto, donde compartió clase con el futuro rey Hussein de Jordania. Después, completó su educación en Estados Unidos, estudiando en la universidad de California y en Stanford. 

Arabia Saudí vivió una época de gran desarrollo a partir de los años 60 gracias al boom del petróleo, y Khassoghi supo aprovecharlo para hacer fortuna sirviendo de intermediario entre las empresas norteamericanas y el Estado saudí. Se convirtió en uno de los principales comerciantes de armamento a nivel mundial trabajando para compañías como Lockheed o Northrop.

Khassogi no era un hombre discreto, y si para algo quería el dinero, era para exhibirlo. Él mismo dejó correr el rumor de que era el hombre más rico del mundo (algo que nunca fue cierto). Comenzó a acumular propiedades en algunas de las zonas más caras del mundo: la Costa Azul, Suiza, Nueva York, París, Londres, y se hizo con la finca Al Baraka en Marbella, que abarcaba más de 5.000 hectáreas.  

Khashoggi, en una de sus fiestas marbellíes

 Khashoggi, en una de sus fiestas marbellíesEFE

Esposas y amantes

Gran aficionado a las mujeres, se casó dos veces. La primera vez en 1961 con Sandra Jarvis-Daly, una veinteañera inglesa, famosa por haber tenido affairs con algunos de los miembros del Parlamento británico. Como ella misma contaba The Sun: "Fui a trabajar con él como traductora. Y en los viajes me preguntaba si quería probarme abrigos o vestidos que quería comprar para sus hermanas. Un día se declaró. Debía saber que iba a decir que sí, porque ya había grabado los anillos". Según relataba Soraya, que fue el nombre que adoptó al convertirse al Islam, Khashoggi contrataba desfiles privados de Yves Saint Laurent o Givenchy para ella, para que pudiera elegir sus vestidos favoritos de la nueva colección.

Después de 13 años casados y cinco hijos en común, Khashoggi la dejó. Su segunda mujer, la italiana Laura Biancolini, conoció a Khashoggi cuando apenas tenía 17 años. En 1978 se casaron y ella adoptó el nombre de Lamia.

Durante todos esos años, Khashoggi mantuvo numerosas relaciones paralelas. Según han relatado varias de sus amantes, el millonario aseguraba que, según la ley saudí, tenía derecho a once "mujeres de placer", además de tres mujeres oficiales. Estas once mujeres de placer eran amantes que formaban parte de la caravana del millonario y que se desplazaban con él a los lugares a los que viajaran. 

Entre esas mujeres estaba la modelo Jill Dodd, que en 2017 contaba a la BBC como fue su etapa como 'mujer de placer' del multimillonario saudí. "Mi agente me llamó para preguntarme si yo quería ir a Monte Carlo con ella y le dije '¡Sí... maravilloso!'. La noche que llegamos fuimos a una fiesta loquísima". En una fiesta en el bar 'Le Pirate' comenzó a bailar con un hombre bajito mayor, que según sus propias palabras le recordaba "al papá de una amiga". Ese hombre era Adnan Khashoggi. Poco después, según el relato de Dodd, Khashoggi escribió con sangre "Te amo" en el brazo de la modelo. Algo que, asegura, "me gustó".

Al día siguiente, el millonario la invitó a su yate.  "El barco era enorme. Tenía al menos diez habitaciones, una discoteca, un hospital en el que se podía hacer cirugía a corazón abierto (...) Cuando llegamos nos preguntó si nos queríamos cambiar de ropa y nos llevó a un cuarto repleto de trajes de noche de alta costura. Me impresionó".

Así comenzó una relación de años, en la que el millonario pagó los estudios de la joven Dodd, que con los años se convertiría en la fundadora de la marca de ropa Roxy.

Adnan Khashoggi, rodeado de amigos, entre ellos Liz Taylor, en Marbella en 1986

Adnan Khashoggi, rodeado de amigos, entre ellos Liz Taylor, en Marbella en 1986INPHOTO/SIPACordon Press

La decadencia

El elevado tren de vida de Khashoggi (llegó a gastar 200.000 dólares al día), lo llevó a cometer errores graves. A mediados de los años 80 participó como intermediario en el escándalo Irán-Contra, una operación secreta en la que el gobierno de Estados Unidos, presidido por Ronald Reagan, vendió armas de manera ilegal a Irán (mientras el país persa se encontraba bajo embargo) y financió a la guerrilla nicaragüense contra el gobierno sandinista.

Por aquella época, Adnan Khashoggi fue acusado de estar involucrado en otra operación de gran relevancia internacional. El régimen de Ferdinand e Imelda Marcos se tambaleaba en Filipinas, y según la fiscalía norteamericana ambos utilizaron al millonario saudí para saquear las arcas del país. Con dinero del Estado filipino, compraron propiedades internacionales por valor de 160 millones de dólares, y los pusieron a nombre de Khashoggi. Además, una serie de obras saqueadas del Museo Metropolitano de Manila, de autores como Rubens, El Greco o Picasso y valoradas en más de 200 millones de dólares, habrían sido escondidas por el multimillonario saudí.

En 1989, Khashoggi fue detenido en Suiza y extraditado a los Estados Unidos. El que había sido considerado el hombre más rico del mundo dio a parar con sus huesos en una celda. 

Adnan Khashoggi y su esposa Lamia, durante un juicio en Madrid en 1991

 EFE

Durante el juicio, la Justicia norteamericana no pudo probar su culpabilidad, y Adnan fue absuelto y puesto en libertad. Pero salió a la luz la verdad sobre su situación financiera. Khashoggi estaba arruinado. Tuvo que vender todas sus propiedades, y pasó sus últimos años viviendo de forma más o menos modesta con su segunda mujer, Lamia, hasta que falleció en Londres en 2017.

Por cierto, su yate Nabila perteneció brevemente a Donald Trump, que también tuvo que venderlo por las deudas que acumulaba. Hoy es propiedad del príncipe saudí Alwaleed bin Talal, nieto del fundador de Arabia Saudí (del que el padre de Khashoggi era médico) y miembro de la familia real del país que presuntamente está detrás del asesinato de su sobrino.

Adnan Khashoggi y su esposa Lamia en 2011

Adnan Khashoggi y su esposa Lamia en 2011FELIX HEYDEREFE

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