Si algo estamos aprendiendo en los últimos meses es que no se puede previsible con el coronavirus. Europa volvió a ver el cielo después del confinamiento de la pasada primavera. Llegaron los meses de verano y con él los chiringuitos, las playas y los encuentros con amigos y familiares. “La nueva normalidad” borró de nuestra memoria las tragedias vividas durante la pasada primavera.

Nadie quería mirar atrás y tampoco se preocupaba por esa segunda ola de contagios, algo de lo que nos habían hablado pero a lo que no queríamos prestar atención. Europa está sufriendo de nuevo el golpe y virulencia del coronavirus. Esta segunda ola es incluso más dura en países como Bélgica, Luxemburgo o Países Bajos.

La presidenta de la Comisión Europea ha dicho que “la situación de la covid-19 es muy grave y que todo los datos apuntan a una fuerte expansión del virus en toda Europa”. Úrsula Von der Leyen ha recordado que en estos momentos “nos encontramos en lo más hondo de la segunda oleada y que solo la semana pasada se alcanzó una cifra de 1 millón de infecciones confirmadas”.

La presidenta del ejecutivo comunitario comprende el "hartazgo de la ciudadanía", pero ha avisado de que "no es el momento de bajar la guardia" porque frenar la expansión del virus "sigue dependiendo de nosotros”.

En Bruselas creen que no hubo excesiva prudencia durante el primer desconfinamiento y seguramente parte de esos errores sean las claves de la segunda ola de contagios que se está viviendo. De hecho, quedan dos meses para las navidades y ya se está pidiendo cautela porque de lo contrario podríamos enfrentarnos a una tercera ola a principios del año que viene.

En cualquier caso desde la Unión Europea y pese a que los números no son buenos quieren hacer un pequeño llamamiento al optimismo. En estos momentos las Unidades de Cuidados Intensivos no están tan saturadas como durante la pasada primavera y están falleciendo menos personas. Esto se debe, según los expertos, al conocimiento que se tiene del virus.