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Argentina: cómo vivir con 300 euros al mes en medio de una inflación del 25%

En medio de una imparable depreciación del peso y una escalada de la divisa norteamericana, el Gobierno argentino ha pedido una ayuda de 30.000 millones de U$S para asegurar el financiamiento por los próximos dos años

El peso argentino fue la moneda que más se devaluó en el año ante la fortificación del dólar a nivel mundial

El peso argentino fue la moneda que más se devaluó en el año ante la fortificación del dólar a nivel mundial EFE

@ernescoco

Corresponsal en Sudamérica

Corresponsal de la Cadena COPE en Buenos Aires

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 14:58

En un par de semanas el Banco Central de la República Argentina (BCRA) se desprendió de casi el 10% de sus reservas para mantener el valor del dólar con las riendas cortas y subió compulsivamente las tasas de interés hasta los 43 puntos. Lejos, las más altas del mundo. Mientras el peso argentino caía en picada, el dólar seguía su escalada. En lo que va del año la moneda doméstica se ha depreciado en un 18% y la inflación anual del 15% anunciada por el Gobierno hace apenas un par de meses ya es una quimera. En el mejor de los casos el aumento general en los precios al consumo podría acercarse o igualar la del año anterior que rondó el 25%, que si bien ha bajado casi a la mitad de lo heredado del Gobierno de los Kirchner, sigue siendo la segunda más alta de la región por detrás de Venezuela. De cualquier manera el panorama no es bueno.

La posibilidad de que se cortara el crédito internacional traería como consecuencia otra devaluación, ajuste brutal del gasto, recesión y con ello el fantasma de la suspensión de pagos y la llamada estanflación (estancamiento mas inflación). Ese fantasma ya se había instalado en la Casa Rosada.

La Sorpresa: El Plan B estaba en el Fondo

Habrán oído mil veces que “un economista es un experto en explicar mañana, porque lo que pronosticó ayer no sucedió hoy”... Una vez más esa máxima se cumplió en Argentina. Casi a rajatabla. Esta vez se esperaba que sea el propio Presidente Macri quien anunciara las nuevas medidas, que dijera algo sobre la crisis económica, aunque sea minimizada y diera un golpe de timón hacia otros rumbos económicos. Concretos y creíbles. Las quinielas estaban abiertas a casi todas las posibilidades. Pero volver a endeudarse con Fondo Monetario Internacional (FMI) luego de 15 años no estaba en los planes de nadie. Cuando Mauricio Macri, de pie frente a un atril en el salón Blanco de la Casa Rosada, anunció que había hablado con la Directora del FMI, Christine Largarde, para pedirle un crédito que asegure el financiamiento hasta el 2019, un escalofrío corrió por la espalda de todo un País. La historia es testigo que con “ese amigo” las cosas nunca acabaron nada bien.

Para muchos argentinos con solo nombrar al Fondo, con el que el gobierno ya negocia un crédito de 30.000 millones de dólares para paliar el desplome del peso a un presunto bajo interés, supone evocar épocas nefastas que, entre otras, se agravó con la crisis de 2001 por las duras exigencias que tuvo el Organismo para cobrar sus préstamos. Apenas un dato de una encuesta reciente que aún humea: un 75% de los argentinos rechaza cualquier acuerdo con el FMI. Para ellos es repetir la historia de un fracaso.

Movilización frente al Congreso argentino por la anulación de los tarifazos en los servicios públicos

BAS006. BUENOS AIRES (ARGENTINA), 09/05/2018.- Un grupo de personas se moviliza para reclamar la anulación de los 'tarifazos' en los servicios públicos mientras la Cámara de Diputados debate un proyecto opositor para cancelarlos hoy, miércoles 9 de mayo de 2018, frente al Congreso argentino en Buenos Aires (Argentina). El pleno de la Cámara de Diputados de Argentina comenzó hoy a debatir un proyecto opositor que busca poner freno a los fuertes aumentos en las tarifas de los servicios públicos como la electricidad y el gas impulsados desde hace dos años por el Gobierno de Mauricio Macri. EFE/David FernándezDavid Fernández

Vivir en Argentina

El peso argentino fue la moneda que más se devaluó en el año ante la fortificación del dólar a nivel mundial. La inflación en Argentina está muy naturalizada y la actual tiene varios factores, pero uno de ellos es la tarifa de servicios públicos, que han dejado de ser subsidiadas por el Estado. A pesar de las incertidumbres y de estar muy naturalizada, la Inflación es el núcleo de casi todos los problemas argentinos que producen, en definitiva, un efecto dominó. Desde los salarios, que siempre van por detrás de los precios al consumo, pasando por la canasta familiar, los combustibles o la suba de los productos que tengan algún elemento de importación, nada se queda afuera.

Los datos del ahora creíble Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INDEC), que ya da por descontado que el Gobierno no cumplirá su meta del 15% para todo el 2018, advierte que el mayor generador de inflación fue el propio Estado con las correcciones tarifarias.

Durante ese período el rubro de costes de vivienda, agua, electricidad, gas y combustibles registró un incremento del promedio del 48% en los llamados precios regulados, mientras que los precios libres como alimentos, ropa o servicios se incrementaron desde un 21% a un 35%.

Durante estos últimos días en una recorrida, libreta en mano, tomamos apuntes que muestran de cuerpo entero las especulaciones que se producen a partir de la incertidumbre

En ciertos casos de bienes, que tienen una alta injerencia de contenido importado, la fluctuación del dólar resulta determinante. Allí el traslado de la moneda norteamericana al precio final es muy directo. Las decisiones son aun más drásticas en los comercios que cesaron sus ventas hasta tener una idea más clara sobre la marcha de la situación cambiaria.

Una de las principales terminales automotrices con producción en Argentina incrementó, en cuestión de horas, sus listas de precios en casi un 3%. Lo mismo sucede con los proveedores del mismo rubro que han aumentado sus productos y autopartes en un 10% “por ahora”.

En los comercios barriales la actitud es muy similar a pesar de no contar, en la gran mayoría de los casos, con insumos importados.

Los proveedores de huevos, quesos y leche ya les han anunciado a sus clientes que los próximos pedidos ya serán facturados con aumentos indeterminados. En el caso de las harinas, ítem particularmente sensible en la variedad de precios, han recomendado acopiarse por estos días. Solo en una tarde el saco de 50 kgs. aumentó un 8%.

Los supermercados, tanto los nacionales como los de capitales extranjeros, llenan sus góndolas y en cualquiera de los rubros o productos en el que se quiera ahondar, operan bajo dos argumentos siameses: el aumento “real” y el “por si acaso”. Y todo en un contexto con el 29% de la población bajo el índice de pobreza y un salario mínimo que apenas llega a los 310 euros.

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