Podemos quiere dejar atrás el largo invierno tras el decepcionante resultado en las elecciones catalanas y se prepara para un reencuentro con sus orígenes. Conscientes de la dificultad de conseguir que el debate público se centre en “los garbanzos” con su actividad parlamentaria, han decidido intentar hacerse hueco en las portadas con el megáfono y la pancarta. Volver al escenario en el que se sienten más cómodos en lo han dado en llamar una “primavera de movilizaciones”.

El partido morado quiere aprovechar la ola de las manifestaciones de pensionistas por toda España, para subir su apuesta. Este mismo miércoles, estarán presentes en las protestas convocadas con motivo del Día de Andalucía, el sábado apoyarán una concentración en Madrid de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca contra los desahucios y la próxima semana su bandera será la huelga del 8 de marzo impulsada por los colectivos feministas con motivo del Día Internacional de la Mujer. También contará con el altavoz morado la “Marcha contra el paro y la precariedad” organizada por la llamada Marea Básica que el 10 de marzo comenzará un recorrido a pie en León hasta llegar a Madrid el día 24. Lo mismo sucederá con las movilizaciones que preparan para finales de mayo desde la plataforma “No más precariedad”.

Conscientes del malestar que puede general en algunos organizaciones civiles la politización de sus iniciativas, Podemos se sumará “con el papel que nos den. Ni más ni menos” porque esto va más allá de ellos y del resto de partidos. Creen que es una “excelente noticia” que “frente a las mentiras de los corruptos y los que los mantienen, nuestro pueblo está volviendo a dar una lección”. Y es que su teoría es que nunca han sido los partidos los que han conquistado los derechos civiles, sino la gente.

Pero en realidad, este llamamiento de Podemos a la movilización en las calles tiene poco de novedoso. No es más que la recuperación de una idea clásica de su pensamiento político que solían resumir en el lema “luchar, crear, poder popular”. El propio Pablo Iglesias explicaba en 2016 que no nacieron para transformar las reivindicaciones de la gente en “parlamentarios que no muerden” porque “ningún partido sustituye a la gente de la calle”. “A nosotros no nos temen, a la gente sí”.

Por aquel entonces, Iñigo Errejón y los suyos defendían en la ejecutiva morada un equilibrio entre las iniciativas parlamentarias y las protestas en la calle para ser “útiles en el mientras tanto”. Superada esa fase en Vistalegre 2, Podemos vuelve a desequilibrar la balanza a favor de las movilizaciones sociales. Una estrategia impulsada por “Vamos!”, la iniciativa dependiente de la secretaría de relación con la sociedad civil y los movimientos sociales que dirige Rafael Mayoral, cuyo objetivo es “desplegar a pie de calle espacios de participación y acción colectiva que respondan las necesidades de la gente”.