“Hay presiones, pero no hay debate”. Así resumen en la calle Génova su postura ante lo que consideran un globo sonda interesado fabricado por la factoría Moncloa. Y es que, en los últimos días ha crecido el rumor de que el partido de Pablo Casado podría optar por esta vía, para evitar que Sánchez gobernara con los independentistas.

Pero nada más lejos de la realidad, tal y como ha asegurado hoy el número dos del PP, Teodoro García Egea, que ha cerrado la puerta a esa posibilidad subrayando que, todo lo contrario: intentarán “obstaculizar al máximo” esa investidura del candidato socialista. Y todo por varias razones: porque el PP no es un partido bisagra, porque sus programas electorales son radicalmente antagónicos, y porque no se fían de la posible condescendencia de Sánchez con los independentistas.

Fuentes consultadas por la COPE atribuyen, pues, esta estrategia, a un plan perfectamente orquestado por Moncloa para presentar al actual presidente en funciones como una víctima del bloqueo de centro-derecha, y justificar así dos posibles salidas para él: una, la de echarse en brazos del Podemos y de los independentistas; y dos, la de ir a unas nuevas elecciones donde, ya lo han calculado, el PSOE, sacaría unos 25-30 escaños más, y el PP aumentaría hasta los 80.

Y esa imagen, la del líder moderado, y transformado radicalmente, “centrifugado”, dicen incluso, es la que dará mañana, auguran, en la ronda de consultas que tendrá con los líderes de Podemos, Ciudadanos y Partido Popular en el Congreso de los Diputados.

Capítulo aparte merece el nuevo lapsus de la candidata popular a la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que, contrariamente a la línea marcada por su partido, hoy se ha mostrado favorable en una emisora de radio a una abstención del PP para evitar un Gobierno de Sánchez con los independentistas... Poco después, y tras un toque de atención de la dirección nacional del partido, se ha visto obligada a rectificar y a admitir que la línea nacional del PP la marca Pablo Casado.