La investigación sobre el asesinato de Samuel, el joven de 24 años de La Coruña, sigue su curso. Tras las detenciones llevadas a cabo durante este martes por parte de la Policía Nacional de tres jóvenes de entre 20 y 25 años, dos varones y una mujer, como presuntos autores de la salvaje agresión que acabó con la vida del joven Samuel, la operación sigue investigándose y no se descartan nuevos arrestos.

Aunque en este momento continúan abiertas todas las vías de investigación para esclarecer el brutal asesinato, las primeras pesquisas apuntan a que el móvil de la agresión que le provocó la muerte al joven no fue homófobo.

Fuentes cercanas a la investigación han manifestado que Samuel fue agredido por varias personas en la madrugada del sábado cuando estaba realizando una videollamada, lo que desencadenó la pelea porque un grupo de jóvenes creyó que les estaba grabando.

La presión callejera ejercida por parte de algunos sectores de la izquierda, aprovechando una vez más el dolor social que producen determinadas tragedias para obtener un rédito electoral, no tardó en tildar el crimen como un 'delito de odio' para atacar al Partido Popular y a VOX sin que la investigación haya podido esclarecer el móvil del crimen. Lemas como "Ayuso, fascista, estás en nuestra lista" se pudieron escuchar el lunes por la noche en Madrid por parte de grupúsculos de extrema izquierda.

Delito de odio: ¿cómo influye en la investigación y en el posterior veredicto?

Isabel Lorente. coordinadora del Servicio de Orientación Jurídica a víctimas de delitos del Colegio de Abogados de Madrid, ha asegurado a COPE que "la polémica creada por el uso mediático del término ‘delitos de odio’ nos exige hacer un esfuerzo para delimitarlo conceptualmente con la mayor claridad posible", y lo ha definido como "un ataque contra grupos o personas por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideología, religión u orientación sexual. Con el delito de odio se pretende proteger la dignidad de la persona, sometiendo las libertades de expresión a un principio superior: la igualdad y dignidad de todos los ciudadanos”.

Según Lorente, “el agravante por motivos discriminatorios es una circunstancia modificativa de la responsabilidad”, y para que el caso juzgado alcance esta dimensión “no solo hay que tener en cuenta el hecho delictivo, sino también la intencionalidad del autor, es decir, el juicio de valor que creemos que ha ocurrido en ese asunto. Como cualquier agravante hace que la pena que esté prevista para el delito juzgado se pueda imponer en su mitad superior”.

La investigación del caso del asesinato de Samuel, se centra ahora “en localizar y contextualizar los hechos, tomando todo tipo de declaraciones y muestras para ir centrando el hecho delictivo, por lo que debemos ser prudentes”, ya que según Lorente “al ciudadano se le pueden escapar infinidad de detalles que manejan los investigadores y que finalmente decantan un caso a tener en consideración o no este agravante”.

Respecto a las manifestaciones tanto callejeras como políticas que se han pronunciado durante los últimos días sobre el proceso de instrucción del caso de Samuel, ha asegurado que no cree “que vayan a influir en la instrucción. Al final, el delito de odio lesiona la dignidad de las personas por lo que los investigadores tendrán que acotar los hechos que originaron el crimen”.

Además, la coordinadora del Servicio de Orientación Jurídica a víctimas de delitos del Colegio de Abogados de Madrid ha lamentado que otras conductas “como las amenazas o incluso algunas agresiones leves que podrían calificarse como delito de odio se juzgan finalmente como delitos menores cuando, en ocasiones, hay suficientes indicios para incrementar la pena”. “Existe un gran desconocimiento social sobre qué es y cómo se aplica el delito de odio”, ha concluido.