Pedro Sánchez ordena minimizar sus mensajes con José Luis Ábalos tras las filtraciones de WhatsApp
El PSOE se mueve entre la cautela y la indignación mientras mantiene sin resolver el expediente de expulsión del partido contra su ex secretario de Organización casi año y medio después de abrirlo

Ricardo Rodríguez explica cómo Pedro Sánchez ordena minimizar sus mensajes con José Luis Ábalos
Madrid - Publicado el
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El Partido Socialista Obrero Español intenta contener una tormenta política y mediática que no deja de crecer. Las recientes filtraciones de conversaciones privadas entre Pedro Sánchez y José Luis Ábalos, que abarcan desde 2020 hasta 2023, han encendido todas las alarmas tanto en Ferraz como en Moncloa. El presidente del Gobierno ha dado instrucciones claras para minimizar cualquier tipo de comunicación con su ex hombre de confianza, hoy convertido en un problema difícil de gestionar.
Según explicó el jefe de política de COPE, Ricardo Rodríguez, "el PSOE se ha convertido en un hervidero, aunque Ferraz busca trasladar una impostada sensación de calma". El malestar en el núcleo duro del partido es evidente. La incomodidad es palpable incluso en el lenguaje: "El disgusto y el enfado de Pedro Sánchez son mayúsculos", aseguran desde las entrañas del partido. No obstante, la estrategia pasa por el desdén calculado, a la espera de que la crisis se disuelva con el tiempo.
Un expediente eterno y un silencio incómodo
La posición institucional del partido frente a Ábalos también refleja esa ambigüedad. Aunque fue suspendido de militancia en febrero de 2024, su expediente de expulsión sigue sin cerrarse. "La Comisión de Ética y Garantías es muy suya en el funcionamiento", explican en Ferraz, mientras se escudan en la existencia de recursos y procesos en curso para justificar la demora.

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Desde el entorno de Sánchez admiten que Ábalos, en privado y con personas de confianza, puede hacer mucho daño. No en vano, las conversaciones que está filtrando —según sospechan tanto en Moncloa como en Ferraz— se encontraban originalmente en su poder. Se trata de mensajes de WhatsApp intercambiados entre Sánchez y el exministro, que hoy se ven reflejados en las portadas de diarios como El Mundo, con afirmaciones que han generado tensión dentro del PSOE.
En uno de los mensajes, fechado en 2020, Sánchez envía a Ábalos un tuit de Javier Lambán y le dice: "Llamad al petardo este". En otro, critica duramente a Emiliano García-Page: "Creo que convendría que, tanto tú como Santos, le pegarais un toque y que dejara de tocar los cojones". Incluso Guillermo Fernández Vara fue objeto de reproches: "Que es un impresentable", dijo el presidente del Gobierno, preguntando después si había hablado "con el petardo de Vara".
El PSOE entre la contención y la sospecha
Las reacciones de los aludidos no se han hecho esperar. Javier Lambán confesó en 'Herrera en COPE' que le "ha chocado la virulencia o la obsesión casi enfermiza del presidente con esta relación". García-Page, por su parte, recordó que Ábalos era quien "capitaneaba la labor de disciplina" en el PSOE y afirmó que está "bastante inmune a las descalificaciones personales". Incluso Susana Díaz, aludida en otros mensajes, expresó su malestar en televisión: "Verlo escrito en conversaciones, siempre es muy duro", dijo en Espejo Público.
En La Tarde de COPE, Ricardo Rodríguez explicó que, pese a las sospechas, el Gobierno desvía el foco hacia el Partido Popular, al que acusa de "dar pábulo" a esas conversaciones, aunque también emplaza a los tribunales y a la Guardia Civil a investigar el origen real de las filtraciones. Aun así, reconocen que todo apunta a que José Luis Ábalos podría ser el responsable último.

El diputado del Grupo Mixto José Luis Ábalos (2i) asiste a la sesión plenaria del Congreso de los Diputados celebrada este martes en Madrid
Mientras tanto, el PSOE sigue sin cerrar filas ni resolver un caso que ya ha pasado de ser el caso Koldo a convertirse en el caso Ábalos. El exministro, ahora imputado, se mantiene como una figura incómoda y potencialmente peligrosa para los intereses del partido. Y todo esto con un expediente que sigue acumulando polvo en la Comisión de Garantías.
Ferraz evita confrontaciones directas, pero tampoco parece querer asumir el coste de una expulsión definitiva. Como apunta Ricardo Rodríguez, "es tal el poder que atesoró en su día y lo que puede contar José Luis Ábalos, que hay un comité de garantías que lleva año y medio dilucidando qué hace con su expediente".
La crisis está abierta. El silencio de Sánchez, esta vez, no calma las aguas. Las palabras que compartió en privado con Ábalos hoy resuenan en la opinión pública y amenazan con convertirse en un nuevo quebradero de cabeza para el Gobierno.