La ministra de Igualdad, Irene Montero, ha reconocido este viernes que España tiene una "deuda pendiente muy grande" con la memoria democrática de las mujeres y ha advertido de que el olvido "es un enemigo poderoso de los derechos y de la democracia".

Así lo ha dicho durante su participación en el acto "Feminismo y memoria democrática. Sin memoria no hay futuro", al que han asistido supervivientes de la guerra civil y el franquismo, así como representantes de las madres de la Plaza de Mayo de Argentina.

La ministra ha destacado el ejemplo que supone el activismo de estas mujeres, con las que -ha asegurado- el país tiene una gran deuda pendiente y, visiblemente emocionada, se ha comprometido a "intentar estar a la altura" de lo que estas mujeres han enseñado "para que nosotras y nuestros hijos tengamos una vida con más derechos".

Ha admitido que aún "queda mucho por hacer", como una ley de bebés robados, aunque ha destacado la aprobación de la Ley de Memoria Democrática. "El Estado tiene una deuda pendiente para que todos nuestros compatriotas salgan de una vez de las fosas comunes, pero también tiene la obligación de identificar a los torturadores, a los victimarios y a los asesinos", ha dicho.

"Es la única garantía de que cuando vengan otra vez con fuerza quienes quieren que retrocedamos en derechos, sepamos que la única forma que tenemos de hacerles frente es estar juntas codo con codo, avanzando en derechos", ha destacado.

Por su parte, la directora del Instituto de las Mujeres, Antonia Morillas, ha destacado el papel de las mujeres antifascistas en la guerra civil y la dictadura y las ha reivindicado como "guardianas de la memoria", "las que llenaron las fosas de flores, las que nunca olvidaron a sus hijos robados".

"Somos muy conscientes de que el feminismo es hoy la principal garantía de no repetición y que en un contexto de ofensiva reaccionaria como el que sufrimos es imprescindible para avanzar en derechos", ha reivindicado Morillas, que ha asegurado que "la memoria es un acto de futuro".

Ha urgido a "hablar de los silencios que han atravesado nuestra memoria como país" y a completar la tarea pendiente de acabar con la impunidad y que el Estado reconozca las obligaciones que tiene con todas las víctimas y en particular con las mujeres feministas que fueron represaliadas.

En el acto han participado mujeres como Taty Almeida, madre de la Plaza de Mayo, o Ana Pomares, superviviente de La Desbandá, que ha relatado el miedo que vivió esa jornada, con tan solo 9 años, y ha recordado el valor demostrado por las madres "las que más sufrieron" durante la guerra.

Ha celebrado la exhumación de los restos del general franquista Queipo de Llano que, aunque "ha sido tarde, por fin salió de La Macarena" y ha reclamado que el Estado se encargue de sacar a los fusilados de las cunetas y que todos los familiares sepan dónde están sus muertos.

María José Picó, cuya hermana gemela fue robada nada más nacer en un hospital de Alicante, ha prestado también su testimonio y ha reclamado justicia y que "de una vez por todas lleguemos a saber la verdad".

Consuelo del Cid, investigadora y activista, ha hablado de las guardianas de la moral, que durante el franquismo se paseaban por las calles y llamaban a la policía cuando veían a mujeres en actitudes que ellas consideraban inmorales. Esas chicas eran conducidas a reformatorios y sometidas a un examen ginecológico para ver si eran vírgenes o no.

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En esos reformatorios (hubo cerca de 900 en toda España) murieron muchísimas mujeres, muchas de ellas se suicidaron, y a otras les robaron sus hijos, ha denunciado esta activista que vivió en primera persona la crueldad de estos centros.

Nati Camacho, trabajadora del textil y militante de CCOO, ha relatado las múltiples ocasiones en las que fue detenida, incluso estando embarazada, y las condiciones en las que eran tratadas las presas.