Los violentos de Cataluña utilizan un lenguaje convenido durante los altercados y muestran un comportamiento propio de grupos organizados y dirigidos desde arriba, incluso contaban con páginas web de dificil acceso en las que para entrar se debe conseguir un código QR diseñada por la propia organización. En ámbitos jurídicos se asienta la idea de que podríamos estar ante delitos de naturaleza terrorista.

Los dispositivos de información esperan el fin de semana para avanzar en sus investigaciones. Creen que regresará una violencia organizada ligada a los CDR más violentos y dirigida desde arriba.

Alguien es el que ordena golpear o parar, con unos cabecillas al frente de las revueltas que poco tienen que ver con los meros desordenes públicos. Esos individuos, nos dicen fuentes que trabajan en las pesquisas, se comunican entre sí en plenas reyertas con lo que aparenta ser un lenguaje de signos convenido. 

A los arrestados en Cataluña se les ha incautado el teléfono móvil para analizar esas posibles conexiones y, cuando el juez lo permita, se analizarán esas posibles conexiones. Si estamos ante un grupo organizado y mantenido en el tiempo que utiliza la violencia con el objetivo de subvertir el orden constitucional, la hipótesis, dicen los medios jurídicos, es clara: delitos de terrorismo.

Por ahora, la audiencia nacional mantiene esa imputación para los 7 CDR detenidos el pasado mes de septiembre con propulsores para explosivos. No se ha podido determinar aún qué explosivos pretendían fabricar, advierten nuestras fuentes a la Cadena COPE.

Tsunami Democràtic coordina a la población para la desobediencia civil, no para las barricadas. La Audiencia Nacional sigue la pista a estos grupos e intenta establecer una conexión entre los CDR, Tsunami Democrátic y las células operativas. Tres instrumentos creen, de una misma estrategia.