Arnaldo Otegi es noticia esta semana al repetirse el juicio del caso Bateragune, que protagonizó ya en 2011 y que abordó la reconstrucción de Batasuna “siguiendo instrucciones de ETA”. El político de EH Bildu se ha mostrado muy indignado por la decisión, a pesar de que él mismo llegó a pedir, en su momento, lo que ahora condena.

Al recurrir ante el Supremo la condena de la Audiencia Nacional (10 años de prisión y otros 10 de inhabilitación), la defensa de Otegi expuso lo siguiente: “Consideran, finalmente, que su visión sesgada y preconcebida de los hechos (la de la jueza Ángela Murillo) se extiende a los demás componentes del tribunal, por lo que debe acordarse la nulidad del juicio y ordenarse también en este caso la retroacción de las actuaciones al momento inmediatamente anterior al nombramiento del tribunal, para que uno de nueva composición, verdaderamente imparcial, sea quien enjuicie estos hechos”.

Estas líneas se recogen en la sentencia de 2012 con la que el Supremo contestó al recurso de Otegi. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) sí le dio la razón en 2018, aunque el vasco ya no quiere saber nada del juicio. En sus propias palabras, el Supremo busca “impulsar una salida de corte autoritario” con la repetición.

A pesar de todo, el alto tribunal rebajó la condena de Otegi (de 10 años a seis y medio). No consideró que la Audiencia Nacional hubiera incurrido en un sesgo contrario al acusado, como tampoco lo hizo el Tribunal Constitucional. En 2014, este último organismo expuso que las dudas sobre la imparcialidad de la jueza no eran fundadas.

Como la sentencia del caso Bateragune se anuló en julio de este 2020, Otegi no tendrá que volver a pasar por la cárcel, sea cual sea el veredicto. Puede que sí tenga que cumplir la pena de inhabilitación a la que también se le condenó. Eso sí, podría llegar incluso a ser indemnizado si se le absuelve o se le impone una pena inferior a la original.

Otegi ya asistió a la repetición de otro juicio. En 2011, el Supremo consideró que la misma jueza del caso Bateragune había incurrido en falta de objetividad en otro proceso, relativo al homenaje al etarra Sagarduy. Entonces, Ángela Murillo preguntó al líder de Batasuna si condenaba la violencia. Ante su negativa a responder, la magistrada declaró: “Ya sabía yo que no me iba a contestar”. Como hubo “un prejuicio”, se repitió el juicio, anulándose la condena a 15 meses de prisión para Otegi por enaltecimiento del terrorismo que se había dado en 2010.