Hacer prospecciones en busca de agua y excavar un pozo similar al de Totalán (Málaga), en el que desde el pasado domingo se busca al niño de dos años Julen, requiere el permiso de Minas, que exige antes un proyecto específico hecho por un ingeniero, tener director de obra y seguro y sellarlo al acabar.

Personal especializado de la Dirección General de Minas, dependiente de la Consejería de Empleo de la Junta, ha explicado a Efe que la gestión para autorizar una prospección contempla dos vías: la que gestiona Medio Ambiente y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir o la Cuenca, y la de Minas.

La ejecución de un pozo similar al de Totalán requiere una autorización previa que concede Empleo, que se regula desde la normativa específica de Minas e incluye seguridad minera.

Como paso previo a cualquier sondeo, Minas debe visar un proyecto con datos generales como la zona, la profundidad y el diámetro del pozo o el tiempo de ejecución y que pueden ser imprecisos porque se desconozca cuánta agua existe en un terreno y dónde está.

Esta solicitud debe incluir el método para la excavación, como la retropercusión, que es el más usual en la actualidad y se hace con maquinaria que combina girar y golpear a la vez.

Para lograr este permiso, el interesado debe presentar un proyecto redactado por un ingeniero técnico de Minas que incorpore además la firma del propietario del terreno, la documentación de la empresa que hará el pozo y de la dirección de obra.

Se exige además que esa empresa cuente con la documentación de seguridad y salud y los seguros obligatorios.

La normativa de Minas incluye además la obligación de cerrar el pozo si no se va a utilizar, lo que debe hacerse con un cierre sellado cuando es de las características del pozo de Totalán.

Además, el pozo no se puede dejar sin entubar, exigencia en los primeros diez metros desde la superficie para evitar una posible contaminación o derrumbes.

Las mismas fuentes han añadido que a estas generalidades se suman otros requisitos especiales antes de conceder el permiso para una prospección que responden a que sea una zona con protección ambiental, situada cerca de vías de tren o carreteras o de cauces de río o barrancos.

La norma es más exigente si el pozo se hace a menos de cien metros de un barranco, como parece ser el caso de Totalán.

Por último, tras hacer el pozo el dueño del terreno debe pedir permiso de puesta en servicio, que le da valor real, o cerrarlo en condiciones de seguridad para el entorno y las personas.

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En ocasiones los pozos no se sellan para hacer más prospecciones sin necesidad de solicitar nuevos permisos, una práctica alegal.

El año pasado se tramitaron más de 1.500 solicitudes de prospecciones solo en Granada, provincia que tiene más de 20.000 pozos.