Durante la Segunda Guerra Mundial, España no participó debido a que acababa de salir de la Guerra Civil. Sin embargo fue evidente que Franco y Hitler colaboraron durante la batalla. El Führer enviaba a los soldados alemanes al País Vasco francés para que descansaran durante un corto periodo de tiempo.

Los soldados comenzaron a entablar relaciones con los vascos que allí vivían. A tal punto llegó este interés que la cúpula nazi ordenó a uno de los directores de cine con mayor prestigio del Tercer Reich, Herbert Brieger, que rodara un documental hablando de este pueblo desconocido para ellos. El director emprendió varios viajes a Francia para grabar lo que luego llamo Im Lande der Basken (En Tierra de Vascos). Durante la película exalta las tradiciones de los habitantes del norte, por ejemplo, los bailes tradicionales o los juegos con la pelota. 

El documental tiene como intención destacar el origen y la pureza de la raza vasca. Con una duración de 13 minutos fue filmado entre 1940 y 1941 entre el País Vasco francés y Navarra. La idea de los nazis era intentar establecer alianzas con pueblos que ellos consideraban de raza pura, como el vasco, el bretón, el escocés o el irlandés.

En base a este cortometraje, los directores Alfonso Andrés y Javier Barajas han preparado un documental llamado ''Una esvástica sobre el Bidasoa'', presentado en el LXI de San Sebastián. En él tratan hacen una crónica sobre los soldados alemanes y sus visitas a las localidades vascas de este lado de los Pirineos. Ambos decidieron investigar el porqué de este corto. Barajas explica que ''los nazis ven al País Vasco como un lugar muy cerrado, casi medieval, que no ha recibido influencias externas y mantiene pureza racial''. 

"Había ciertas claves que llamaban la atención, como la grabación de platos vascos decorados con esvásticas (anteriores al nacimiento del nacionalsocialismo) o esa fijación por los rostros y por el misterioso origen de los vascos", señala el director.

De hecho, los nazis y el Partido Nacionalista Vasco (PNV) llegaron a mantener contacto durante la II Guerra Mundial. El nacionalista vasco, Xabier Landaburo, mantuvo una reunión con los alemanes a petición del lehendakari, José Antonio Aguirre. El que fue entre 1983 y 1987 alcalde de San Sebatián, Ramón Labayen, siempre defendió estos actos diciendo que los nazis habían sido los únicos que habían tratado bien al pueblo vasco después de la Guerra Civil. 

Sin embargo la posible alianza entre ambos pueblos desapareció completamente, ya que la cúpula nazi determinó que los vascos eran ''rojos y separatistas''. La gente del País Vasco jamás habría respaldado a un PNV que apoyara a Adolf Hitler.