Teodor de Mas, experto en inversión: "No tengo claro que una hipoteca con pareja e hijos sea mejor que compartir piso con italianos y argentinos"
El economista reflexiona sobre la propiedad de vivienda en Barcelona y la diferencia entre vivir en el barrio de San Cugat y el Paseo de Gracia
Teodor de Mas, economista
Madrid - Publicado el
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La aspiración tradicional de formar una familia bajo el techo de una vivienda en propiedad se está resquebrajando ante los datos crudos de un mercado inmobiliario en estado de shock. En este contexto, las declaraciones del reconocido economista y experto en inversión Teodor de Mas han abierto un intenso debate social al cuestionar abiertamente si el modelo de vida convencional es realmente la opción más satisfactoria. "Yo la verdad es que no tengo claro que vivir en pareja con una hipoteca y con una parejita de hijos sea una mejor vida que vivir en un piso compartido con italianos y argentinos", afirmó de manera contundente durante una entrevista.
De Mas, conocido por sus análisis poco convencionales, no solo lo plantea como una reflexión teórica, sino como una elección personal válida e incluso deseable. "Puede ser mucho más divertido vivir en un piso compartido en Gracia que no vivir en eso, en una barriada como Sant Cugat, con la barbacoa y los niños. Yo no lo veo así", explicó. El economista llevó su argumentación al extremo personal: "Si algún día me quedara soltero de nuevo, me quedara viudo, yo que sé, tuviera que volver a empezar, yo me iría a un piso compartido, aunque tenga 50 o 60 años. Me iría a un piso compartido con gente de 40 porque me reiría mucho más. Es que lo de compartir no está tan mal. ¿Para qué queremos todos tener una propiedad? Mejor compartir, ¿no?".
Estas declaraciones, realizadas en una extensa conversación con La Vanguardia, resuenan con especial fuerza en un momento en el que comprar o alquilar una casa en muchas ciudades españolas se ha convertido en una misión casi imposible. La combinación de poca oferta y mucha demanda ha creado un escenario donde los propietarios realizan auténticos castings para seleccionar inquilinos y los compradores se ven obligados a tomar decisiones en tiempo récord, often settling for propiedades que hace unos años habrían sido descartadas.
El dato que ahoga: precios en máximos históricos
Los números pintan un panorama desolador. El mercado del alquiler se incrementó un abrumador 11,5% durante el pasado año 2024, según el último informe publicado por el portal Idealista. Esto se traduce en que arrendar una vivienda supuso un desembolso medio de 13,5 euros por metro cuadrado, una cifra que para muchos jóvenes y familias con rentas medias resulta directamente inasumible.
Por el lado de la compra, la situación no es más halagüeña. El precio de la vivienda de segunda mano cerró el año con un incremento anual del 8,4%, alcanzando los 2.389 euros por metro cuadrado en diciembre, de acuerdo con los datos del informe “La vivienda de segunda mano en 2024”, elaborado a partir del Índice Inmobiliario Fotocasa. Esta subida, advierten los analistas, es la más alta registrada en los 19 años de historia de este índice. La presión sobre el mercado es tal que, como relató el agente inmobiliario Edgar Sánchez en una reciente intervención en el programa 'La Tarde', propiedades con notables carencias se venden en cuestión de días a precios que rozan lo surrealista. "Esto es un tercero sin ascensor, 48 metros cuadrados, se acaba de vender por algo menos de 250.000 euros", ejemplificó durante una visita a un piso en Fuencarral.
Si tuviera que volver a empezar, me iría a un piso compartido, aunque tenga 50 o 60 años"
Experto en inversión
Un mercado al borde del colapso
La crisis tiene múltiples frentes. Desde el sector inmobiliario se señala directamente a la Ley de Vivienda y a la percepción de inseguridad jurídica como factores clave que han agravado el problema. "La gente tiene miedo. Hay una inseguridad jurídica enorme", aseguró Edgar Sánchez. "Se demoniza al propietario", continuó, "cuando en realidad está metiendo todo su capital y necesita garantías". Esta percepción ha llevado a muchos pequeños propietarios a retirar sus viviendas del mercado de alquiler, optando por la venta o simplemente por mantenerlas vacías, lo que a su vez reduce aún más la oferta disponible y presiona los precios al alza.
Las consecuencias para los inquilinos son requisitos cada vez más inalcanzables. "Para alquilar un semisótano de 1.300 euros, necesitas ingresar al menos 4.000 euros limpios al mes. Si eres autónomo, ni lo intentes", sentenció Sánchez. El perfil del inquilino ha cambiado: la desesperación por encontrar un techo ha desplazado la queja por el precio a un segundo plano, primando la urgencia por cumplir con los exigentes requisitos que imponen los seguros de impago, ahora casi obligatorios.
A este cóctel explosivo se le suma la crónica falta de nueva construcción. "No hay obra nueva suficiente y la que hay es elitista", denunció el agente. La oferta de viviendas en venta en Madrid, por ejemplo, se ha reducido a la mitad en los últimos años, pasando de unas 50.000 viviendas activas a apenas 22.000 en los portales inmobiliarios actualmente.
Vista de un cartel de 'Se vende' en un portal de España
La normativa europea de eficiencia energética
Mientras el mercado trata de digerir estos problemas, en el horizonte se vislumbra una nueva revolución que podría reconfigurar por completo el valor del parque inmobiliario español: la directiva europea de eficiencia energética. Según ha señalado en varias ocasiones la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, los edificios son responsables de más de un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero en la Unión Europea. La normativa, que tiene como meta la neutralidad climática para 2050, obligará a una rehabilitación masiva del parque de viviendas.
En concreto, la directiva establece que a partir del 1 de enero de 2030 todos los edificios de viviendas existentes deberán tener una calificación energética mínima E, y para 2033 una D como mínimo. A partir de 2030, todos los edificios de nueva construcción deberán ser neutrales en emisiones. Esto se traduce en que, si una vivienda no es eficiente, sus propietarios tendrán que realizar todas las reformas necesarias para poder alquilarla o venderla, con el considerable coste que ello implica.
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Se calcula que aproximadamente un 85% de los edificios en España necesitará una rehabilitación para cumplir con estos objetivos de descarbonización. Esta nueva capa de complejidad, lejos de solucionarse, amenaza con agrandar la brecha entre las viviendas eficientes, que se revalorizarán considerablemente, y las más antiguas y menos sostenibles, que podrían ver peligrar su viabilidad en el mercado.
En este escenario de precios desbocados, normativas cambiantes y una oferta que no da abasto, la provocadora reflexión de Teodor de Mas deja de ser una mera anécdota y se convierte en un síntoma de un cambio profundo. Frente al ideal de la casa unifamiliar con jardín, se alza la realidad de una generación para la que el piso compartido, lejos de ser una etapa transitoria y juvenil, se perfila como la única alternativa viable para una vida socialmente rica y económicamente sostenible en el corazón de la ciudad. La pregunta que lanza el economista, "¿Para qué queremos todos tener una propiedad?", resuena ahora como un eco en el vacío de un sueño que, para muchos, se está desvaneciendo.