Rafael Zafra, médico español en Alemania: "Cuando llegué, me puse a trabajar de camarero y no bajaba de 2.200 euros mi sueldo cada mes"
Este médico comparte su experiencia en redes sociales y su estupor al empezar a trabajar en el país bávaro

Rafael Zafra, en Tik Tok
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Rafa se identifica como clase trabajadora, marcada por una vida de esfuerzo y sacrificio. “Soy de clase trabajadora porque los 14 días que trabajé seguido en el restaurante no me lo quita nadie”, afirma

Hospital en Alemania
DE LA PRECARIEDAD A LA ESTABILIDAD
Rafael creció en un entorno de dificultades económicas. “Sé lo que es que tu madre haga malabares para llegar a final de mes, pedir bonos sociales para comida o luz”, relata. Su adolescencia estuvo marcada por la dependencia de una pensión de 500 euros de su abuela.
Esta realidad le hace valorar su actual estabilidad económica en Alemania, donde su sueldo como médico y el de su pareja le permiten ahorrar e incluso planear comprar un piso antes de los 30. Sin embargo, evita idealizar su situación: “Me creo que soy Paris Hilton porque tengo un buen sueldo, pero no es la verdad”.

SUS INICIOS EN ALEMANIA
Al llegar a Alemania para convalidar su título de médico, Rafael no pudo depender de su familia. Mientras estudiaba alemán, trabajó en una planta de reciclaje y como camarero. “Hubo un mes que trabajé 14 días seguidos, descansé dos, y otros 14 días”, recuerda.
Gracias a su carisma y esfuerzo, ganaba entre 2,200 y 3,200 euros mensuales, impulsados por propinas. “Hacía el trabajo de dos, me daban los mejores turnos y me forraba”, dice. Este contraste con su pasado de precariedad refuerza su aprecio por el dinero ganado con esfuerzo.

Hospital alemán
LA REALIDAD DE RAFAEL EN ALEMANIA
Aunque los médicos en Alemania ganan más que en España, Rafael subraya el sacrificio detrás: “Nadie hace guardias por gusto”. Él y su pareja, también médico, enfrentan jornadas de 10 a 16 horas, noches de guardia y una gran carga emocional. “Si no trabajamos, no comemos”, enfatiza.
A pesar de sus ahorros, no viven de ingresos pasivos ni tienen un patrimonio que les permita dejar de trabajar. “Somos clase trabajadora, no tenemos un portfolio de inversión potente”, insiste, destacando que su esfuerzo diario define su identidad.



