Rafael, jubilado de Mallorca, revela cómo logra pagar 100 euros de alquiler y 20 de agua y luz cada mes: cualquiera puede hacerlo

Vivir con una pensión en España puede convertirse en un verdadero desafío teniendo en cuenta los precios al alza de los alquileres. Es por ello que algunos pensionistas busquen soluciones que jamás hubieran imaginado. 

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Un jubilado viendo la televisión

María Bandera

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Muchos pensionistas se ven apurados con su pensión. Algunos cuentan con casa en propiedad, ya libre de hipotecas (que se suelen conceder como máximo hasta los 75 años), pero otros han optado por el alquiler, lo que con los precios disparados de hoy en día, les complica mantener un nivel de vida decente. 

Según Fotocasa, todas la comunidades autónomas, sin excepción, han superado este año el precio máximo del alquiler.  El coste medio de uno de estos pisos -a junio de 2025- alcanzaba los 14,38 euros el metro cuadrado, con lo que un piso de 80 metros cuadrados se pone fácilmente en los 1.150 euros mensuales. 

Esta situación afecta de manera especial a mayores, que ven cómo, con este gasto, sus pensiones no se estiran lo suficiente para llegar a fin de mes. Es por ello que los pisos compartidos se presenten como un parche.

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Prachuap Khiri Khan Province, al sur de Tailandia

rafael, con 1000 euros no llegaba al día 25

Pero hay quienes no barajan llegar a ese extremo.  Lo sabe bien Rafael, un mallorquín que tras décadas de trabajo en la construcción y de socorrista apenas lograba cubrir los gastos más básicos. Llegar a fin de mes era casi una carrera de resistencia: el día 25 ya no quedaba dinero en su cuenta y la frustración lo acompañaba a diario. 

Con algo más de 1.000 euros mensuales de pensión, la sensación de que el esfuerzo de toda una vida no se veía recompensado lo sumía en el desánimo, según su relato recogido por Europapress.

Pero lejos de aceptarlo, optó por ponerle remedio. Así que tomó una decisión que implicaba muchos cambios: hacer la maleta y mudarse a Prachuap Khiri Khan, una tranquila provincia costera en el sur de Tailandia. 

Allí, descubrió que, podía estirar lo impensable en España,  el mismo presupuesto y con una calidad de vida excepcional. 

En una conversación con el creador de contenido Sergio Castillo Calderón, también residente en el país asiático, Rafael relató cómo este viaje le ha cambiado la vida. 

casa por 100 euros y facturas de agua y luz por 20

A Rafael de Tailandia le gusta prácticamente todo, pero sobre todo los precios. Por su casa, en la que vive con su pareja tailandesa, paga cerca de 100 euros al mes. Por las facturas de agua y luz, incluso echando mano del aire acondicionado, no desembolsa más de 20. 

Y qué decir de la comida, que ronda entre los 2 y 5 euros diarios. Con todo, no gasta más de 150 euros mensuales, algo impensable en Mallorca, donde solo el alquiler podía duplicar esa cifra.

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Playa en Prachuap Khiri Khan, Tailandia

y consigue ahorrar

Con estos gastos, a Rafael le da incluso para ahorrar.  Él mismo cuenta que tras cobrar poco más de 700 euros, todavía tenía 1.400 guardados intactos, a la espera de su siguiente pensión. Una situación que nunca habría imaginado en España. "Aquí, con mil euros, vives como un rey", asegura.

El jubilado no está solo en esta aventura. Comparte su vida con una mujer tailandesa, con la que divide los gastos y que, según él, le cuida con una dedicación que le sorprende. 

"Aquí la vivienda y la comida son una necesidad, no un lujo"

La comparación con España se hace inevitable. Mientras que en Mallorca una noche de hotel en temporada alta puede superar los 200 euros, en Tailandia paga entre 20 y 30 euros por dos personas. Un masaje de pies de 45 minutos cuesta apenas 3 euros y un plato de pad thai no llega a 2,50. "Aquí la vivienda y la comida son una necesidad, no un lujo".

Admite con humor que lo único que echa en falta de su tierra es un buen plato de jamón, pero desde luego Rafael ha encontrado en Tailandia una jubilación desahogada y sin preocupaciones.  

Su relato nos demuestra que, a veces, la clave para vivir mejor no está en lo que se gana, sino en el lugar en el que se decide vivir. 

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