La OCU advierte a los clientes de los restaurantes que esta forma de pagar no es un derecho: hay que avisar antes al camarero
Cada vez más establecimientos hosteleros en España, especialmente en ciudades como Málaga o Barcelona, han empezado a rechazar una costumbre española al pagar
Un hombre paga la cuenta de un restaurante
Madrid - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Todo comienza como un plan perfecto: una comida entre amigos, risas y platos compartidos. Pero el momento de pagar la cuenta se ha convertido en un campo de batalla. Cada vez más establecimientos hosteleros en España, especialmente en ciudades como Málaga, Barcelona o Zaragoza, están colgando carteles con un mensaje claro: "No se admiten pagos por separado". Una medida que, aunque legal, ha desatado polémica entre consumidores y empresarios del sector.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha intervenido en el debate para aclarar un punto crucial: dividir la cuenta no es un derecho, pero la transparencia es obligatoria. "No hay una ley que determine que los clientes puedan exigir pagos fraccionados. La clave está en que los restaurantes informen de sus condiciones antes de que el cliente consuma", explica Enrique García, portavoz de la OCU.
El coste oculto de la comodidad
Los hosteleros alegan motivos de eficiencia. Gestionar múltiples pagos, especialmente con tarjeta, ralentiza el servicio, aumenta los errores en caja y, en grupos numerosos, puede alargar la estancia de los comensales más de lo previsto. "Es súper complicado cobrar por separado a 20 personas, cada una con su tarjeta o su bizum", relata un camarero de Málaga a La Sexta. Según datos no oficiales, en zonas turísticas como la Costa del Sol o Barcelona, hasta el 40% de los establecimientos ya aplican esta política, aunque la cifra varía en el interior del país.
Un camarero toma nota a dos clientes
Pero la frustración de los clientes es palpable. Quienes piden un café o una ensalada se rebelan contra tener que pagar a escote el chuletón o el marisco de otros. Aquí entra en juego el Bizum, la herramienta estrella para repartir gastos: el 68% de los españoles lo usan habitualmente en restaurantes, según un informe reciente del Banco de España. Sin embargo, no siempre resuelve el problema. "¿Por qué tengo que perseguir a 15 personas para que me devuelvan su parte?", se queja un usuario en redes sociales.
La ley del más rápido
La normativa es clara en lo que no dice: no prohíbe ni obliga a fraccionar cuentas. Pero la OCU insiste en que, si un local rechaza pagos separados, debe comunicarlo "en un lugar visible" o al inicio del servicio. Algunos incluso cobran suplementos por división de cuenta, entre 1 y 3 euros por mesa, una práctica legal si se avisa previamente.
El conflicto refleja un cambio de hábitos. En 2025, el 82% de los pagos en hostelería se realizan con tarjeta o móvil, frente al 70% en 2020, según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Esto multiplica las operaciones que los locales deben gestionar. "Cada pago con tarjeta implica comisiones y tiempo. Con grupos grandes, el coste se dispara", admite un restaurante de Aragón que ha eliminado la opción.
Una cuenta de bar o comida
La psicología del pago compartido
Un estudio de la Universidad de Haifa (2004) reveló que los comensales gastan un 30% más cuando pagan a escote, ya que el coste individual se diluye. "Es el efecto 'ya que pagamos todos, pido otro vino'", analiza el economista Ernan Haruvy, coautor de la investigación 4. Este comportamiento, sumado a la logística del servicio, explica por qué muchos negocios prefieren evitar el fraccionamiento.
Más sobre la OCU y consumo
Consejos de la OCU para evitar conflictos
- Información previa: Los establecimientos deben avisar de sus normas de pago al reservar o al entrar.
- Alternativas digitales: Usar apps como Bizum o Twyp para repartir el gasto sin saturar al personal.
- Reclamaciones: Si no se informó de la política y se niegan a dividir la cuenta, el cliente puede pedir la hoja de reclamaciones.
Mientras el debate sigue abierto, la hostelería y los consumidores buscan un equilibrio entre comodidad y justicia. Como resume la OCU: "No se trata de quién tiene razón, sino de evitar sorpresas. El sentido común debe primar en ambos lados".