Miguel Nicolás, ceo del grupo de 'La Bientirada' narra cómo afrontaron su etapa más crítica como empresa: “Una de las decisiones más duras fue cerrar locales”
Miguel Nicolás, CEO del grupo, narra el camino desde la cresta de la ola y los excesos de confianza hasta la crisis que le obligó a cerrar negocios y a reinventarse
Madrid - Publicado el
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La historia de Miguel Nicolás, fundador y CEO del Grupo La Bientirada, es la crónica de un éxito fulgurante en la hostelería madrileña, pero también la de una caída que le ha dejado profundas lecciones. Con solo 22 años y sin experiencia previa, se lanzó a un sector que no tardó en coronarle como uno de sus reyes. Sin embargo, el crecimiento desmedido y una pandemia lo cambiaron todo, obligándole a afrontar el fracaso y a reconstruir su imperio sobre unos cimientos completamente nuevos.
El sueño de Ponzano: 'Vivimos en una nube'
Todo comenzó en diciembre de 2015 en la calle Ponzano, epicentro social y gastronómico de Madrid por aquel entonces. Junto a un grupo de amigos, Nicolás abrió La Mamona, una pequeña cervecería que modernizaba el concepto castizo. "Vimos una oportunidad real de negocio", explica. El éxito fue inmediato y arrollador, lo que les animó a seguir creciendo en la misma calle.
La fórmula parecía infalible: locales sin salida de humos, una inversión controlada y el tirón de una zona de moda. "Es verdad que todo lo que hacíamos funcionaba, estábamos en esa nube", confiesa. El grupo crecía de manera informal, con capital de amigos y familiares, y la sensación de que eran infalibles. El salto a una mayor profesionalización llegó con la creación de la primera cervecería La Bientirada, un concepto más pulido que sentó las bases de la marca actual.
La caída: 'Cuando la marea baja se ve quién nada desnudo'
En 2019, el grupo se encontraba en su mejor momento, con los negocios funcionando a pleno rendimiento y una capacidad de crecimiento muy potente. Pero entonces llegó la pandemia. "Todo se desplomó", recuerda Nicolás. Fiel a su espíritu inquieto, intentó aplicar la máxima de "a río revuelto, ganancia de pescadores", apostando por crecer y diversificar en medio de la incertidumbre.
Esta estrategia, sin embargo, resultó ser un arma de doble filo. Mientras algunos locales funcionaban, otros conceptos en los que se aventuraron, como una hamburguesería o un restaurante mexicano, no funcionaron. La deuda generada por los negocios fallidos comenzó a ahogar a los que sí daban beneficios, llevando al grupo a una situación límite que exigió tomar decisiones drásticas.
La consecuencia fue el cierre de siete puntos de venta entre 2023 y 2024. "El año 22 y 23 lo recuerdo con pavor, a nivel empresarial y personal", admite. Fue un golpe de realidad que le hizo pasar "de ser la niña bonita a ser la niña fea" en el sector. En ese momento, recuerda una frase de Warren Buffett que se le quedó grabada.
Cuando la marea baja se ve quién nada desnudo"
CEO de La Bientirada
Reinventarse y centrar el tiro para resurgir
La crisis obligó a Nicolás y a su equipo a parar y analizar la situación con frialdad. La conclusión fue unánime y marcó un antes y un después: había que abandonar los experimentos y volver al origen. "Tío, lo que te funciona son las cervecerías, lo hacéis muy bien, a la gente le gusta, sigue con eso". Así, el grupo se refundó bajo el nombre de Grupo La Bien Tirada para centrar todo el foco en su concepto estrella.
Este proceso de reinvención no lo hizo solo. Nicolás destaca que uno de sus mayores aprendizajes ha sido la importancia de rodearse de un equipo capacitado y saber escuchar. "Mi punto fuerte es la creación del concepto, pero tengo a gente como David Rodríguez, mi director de operaciones, que es una máquina y sabe desarrollar las ideas". Esta cura de humildad ha sido clave en la nueva etapa del grupo.
Lo que mejor he hecho yo es dejarme aconsejar por la gente de mi alrededor"
CEO de La Bientirada
Hoy, La Bientirada vive una segunda juventud. Un nuevo local de 200 metros cuadrados supone una inversión de unos 400.000 euros, pero el éxito del concepto permite amortizarlo en apenas dos años. La crisis también le dejó una lección a nivel personal sobre la autocrítica —"cuando empieza a ir mal, te piensas: 'Oye, tío, al final no eres tan bueno'"— y la importancia del apoyo de su mujer, un pilar fundamental en los peores momentos.
Con la vista puesta en el futuro, el empresario planea una expansión controlada en Madrid, donde cree que todavía hay hueco para más locales, y no descarta dar el salto a Barcelona de la mano de un socio local. Su gran sueño, sin embargo, es cruzar el charco y llevar La Bien Tirada a ciudades como Miami, Nueva York o Ciudad de México, aunque reconoce que para un reto de esa magnitud, necesitaría incorporar a un nuevo CEO que lidere el proyecto.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.