Colas de 300.000 personas para ver a Bad Bunny o pagar 1.250 euros por una entrada: "Pedí un préstamo"
La industria musical en nuestro país se ha consolidado como uno de los mercados más potentes del mundo en lo que se refiere a la música en directo y esta es la explicación

Victoria Ballesteros explica por qué existe este boom con los conciertos en España por los que la gente hace locuras para no perdérselo
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La industria musical en España vive uno de sus momentos más dulces. La fiebre por los conciertos no solo no ha remitido tras la pandemia, sino que ha alcanzado niveles nunca antes vistos. Hasta 300.000 personas llegaron a esperar en una cola virtual para comprar entradas para ver a Bad Bunny en nuestro país. Las cifras impresionan tanto como los precios: entradas que superaban los 500 euros y, en algunos casos, rozaban cifras impensables para muchos bolsillos.
Luisa, una fan de Luis Miguel, lo tiene claro: “Tuve que pedir un préstamo para ir a ver a mi cantante preferido. También te digo que lo volvería a hacer”. Y no es un caso aislado. En 2024, el sector batió su récord de facturación, superando los 725 millones de euros, un 25% más que el año anterior, según datos recopilados por la periodista económica Victoria Ballesteros. La música en directo en España no solo se ha recuperado: se ha convertido en una fuerza económica de primer orden. España, potencia mundial en música en vivo
España, potencia mundial
El fenómeno va mucho más allá de la pasión individual. “Más de cinco millones de personas asistieron a algún concierto o festival sin importar el precio de la entrada”, explica Ballesteros. ¿La razón? Una mezcla de factores donde se conjugan la oferta cultural, la pasión del público y el atractivo turístico del país.

Imagen de uno de los conciertos de Taylor Swift en el Santiago Bernabéu
España ocupa ya la posición 15 a nivel mundial en términos de impacto de la música en vivo, según el doctor en Economía Albert Guivernau. “La música en vivo en nuestro país se está convirtiendo también en un factor de enganche para el turismo internacional. Y aquí España está muy bien posicionada: tiene mejor clima y también mejor relación calidad-precio de estos eventos”, apunta. De hecho, muchos turistas planifican sus vacaciones en torno a giras o festivales, como los que llenan el calendario estival de ciudades como Barcelona, Madrid o Benicàssim.
La maquinaria que mueve esta industria no solo se traduce en cifras de taquilla, sino también en empleo. “Solo los festivales generaron unos 300.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos”, señala Ballesteros. Es decir, montadores, técnicos, personal de seguridad, transportistas, hostelería… Todos ellos encuentran en los grandes eventos musicales un motor económico.
Devoción sin medida
En el panorama nacional, artistas como Melendi, Estopa o Robe Iniesta también marcan el ritmo. Solo Melendi reunió a medio millón de personas en 41 conciertos. Un hito que demuestra que la demanda no se concentra solo en las grandes estrellas internacionales, sino que también hay un enorme tirón por los artistas españoles.

La pregunta, sin embargo, sigue siendo si esta fiebre tiene techo. ¿Hasta cuándo estarán dispuestos los fans a pagar cifras tan elevadas? La realidad, por ahora, es que la música en directo en España está en auge, y ni la inflación, ni los precios desorbitados, ni las colas eternas parecen frenar las ganas de corear a todo pulmón en un estadio abarrotado.
Mientras tanto, las colas virtuales seguirán creciendo, las entradas volando y los precios subiendo. Porque en España, hoy más que nunca, la música se vive sin límites.