Cristina Clemente, notaria: “Una madre y su hija iban a vender su casa cuando los okupas irrumpieron para que diera fe de su delito, firmé tapándome la nariz; el sistema los hace invulnerables"
Cristina Clemente relata cómo una madre y su hija fueron presionadas en su despacho para pagar a quienes ocupaban la casa que iban a vender
La notaria Cristina Clemente en una captura de @notariabuendia
Publicado el - Actualizado
3 min lectura
La notaria Cristina Clemente, a través de su cuenta @notariabuendia, ha relatado el increíble caso de extorsión por parte de unos okupas a una madre y una hija que ha asistido en su propio despacho.
La historia, que tuvo lugar en Navidades pasadas, expone la impotencia a la que se enfrentan los funcionarios y propietarios ante esta lacra, un problema que se suma al de la 'inquiokupación' y que preocupa cada vez más a los arrendadores.
Son personas a quienes el sistema ha hecho invulnerables"
Según explica Clemente, la madre y la hija no eran grandes tenedoras, sino que habían heredado una vivienda que querían vender. Sin embargo, los okupas irrumpieron en la notaría, una oficina pública donde no se puede impedir el paso, con la intención de que se diera fe de la "consumación de su delito de extorsión".
Clemente describe el "conflicto moral y legal" al que se enfrentó: "Tuve que firmar, porque sí que era la voluntad de las señoras vender y de los señores comprar, pero lo que iba a pasar fuera de este despacho hizo que firmara tapándome la nariz y la boca".
La 'inquiokupación', una lacra en auge
Al delito de la okupación se ha sumado una nueva variante: la inquiokupación. Este fenómeno ocurre cuando un inquilino con un contrato legal deja de pagar la renta pero permanece en la vivienda.
El proceso de desalojo se complica, ya que primero es necesario rescindir el contrato antes de obtener una orden judicial. La situación es aún más delicada si el inquilino se encuentra en situación de vulnerabilidad (con menores a cargo, dependencia o como víctima de violencia de género). La Plataforma de Afectados por la Ocupación estima que en 2023 había unos 50.000 inquiokupas en España.
Las cifras reflejan la magnitud del problema. Según una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), un 2% de los españoles afirma haber sido víctima de okupas en los últimos cinco años, y un 13% de los arrendadores ha experimentado problemas con el impago del alquiler, lo que ha llevado a muchos propietarios a retirar sus pisos del mercado.
Bloque de viviendas
Claves para protegerse como propietario
Ante esta situación, los expertos legales ofrecen una serie de recomendaciones para minimizar los riesgos. La abogada Cynthia García Bravo, de Vilches Abogados, destaca como herramienta clave realizar un contrato notarial e inscribirlo en el Registro de la Propiedad.
Esta medida, según la letrada, ofrece una capa de protección fundamental para poder actuar con celeridad en caso de problemas.
Tener una vivienda no te obliga a asumir el problema habitacional del país"
García Bravo detalla además un plan de cinco puntos que incluye "verificar bien al inquilino" antes de la firma, "actuar rápido si deja de pagar" para iniciar los trámites legales, desaconsejar "alquileres cortos sin ningún tipo de garantía" y "denunciar la ocupación desde el primer día".
La abogada concluye con una reflexión contundente: "Tener una vivienda no te obliga a asumir el problema habitacional del país", desvinculando así la propiedad privada de las responsabilidades del Estado.
Vista en ángulo bajo de los tradicionales balcones de hierro fundido de un antiguo edificio residencial en el barrio de Lavapiés, en el centro de Madrid, víctimas de okupas
Señales de alerta antes y después de firmar
Prevenir es fundamental, y existen indicadores que pueden alertar sobre un futuro inquilino problemático. Sara Izquierdo, secretaria general de la Universidad Nebrija y abogada del Estado en excedencia, aconseja "acudir a los perfiles públicos" en redes sociales.
Comprobar si la historia que cuenta el potencial inquilino "coincide con lo que aparece en sus perfiles" puede ser revelador. "Si por ejemplo nos está diciendo que se acaba de cambiar de trabajo [...] y comprobamos en Linkedin que lleva trabajando en la ciudad desde hace muchos años, podemos intuir que a lo mejor no nos está contando toda la verdad", explica.
Una vez firmado el contrato, otras señales de alarma pueden surgir. Las quejas en las juntas de vecinos sobre conflictos, los repetidos aplazamientos en el pago del alquiler con excusas o el impago de los suministros de la casa son indicativos claros de que algo no va bien.
Por ello, se recomienda que en el contrato de arrendamiento se establezca que los suministros individualizables corran siempre a cargo del arrendatario para que, en caso de impago, el propietario no deba asumir ese coste adicional.
Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.