Los indicadores de actividad continúan deteriorándose en la zona euro. El índice PMI del sector manufacturero se ha reducido desde una lectura de 54,6 puntos en mayo a los 52,0 de finales de junio. El sector servicios ha pasado de 56,1 a 52,8. Son sus peores registros de los últimos 5 y 22 meses, respectivamente. Ambos se mantienen por encima de la frontera de los 50 puntos que separa la zona de expansión de la contracción. Pero el progresivo debilitamiento de la actividad es evidente. Estos datos apuntan hacia un aumento del PIB de la eurozona a un ritmo de apenas dos décimas al final del segundo trimestre.

Preocupan especialmente los malos indicadores que se han publicado en Francia y Alemania. Pese a todo, según el BCE, la eurozona está lejos de un escenario económico de estanflación, a pesar de que se han deteriorado las expectativas de crecimiento y a pesar de que la incertidumbre es elevada debido, entre otras cosas, a los efectos de la guerra en Ucrania.

En Estados Unidos ocurre tres cuartos de lo mismo, con descensos en indicador PMI del sector industrial desde 57 a 52,4 puntos y en el sector servicios de 53,4 a 51,7. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, en su segunda comparecencia ante las Cámaras ha insistido en que es un gran desafío conseguir un aterrizaje suave de la economía mientras la lucha contra la inflación exige rápidas y duras subidas de tipos de interés. Una inflación que se encuentra en su nivel más alto de los últimos cuarenta años. Y ha reiterado su decisión de reducirla con la mayor rapidez posible, sin deteriorar en exceso la actividad económica, aunque deja en el aire la posibilidad de una recesión. La semana pasada la Reserva Federal subió el precio del dinero tres cuartos de punto y seguirá haciéndolo en el futuro.

En el Reino Unido se ha enfriado la actividad manufacturera en junio, pero ha repuntado el sector servicios. Y también cuecen habas en Japón, donde la actividad industrial ha crecido a su ritmo más lento desde el mes de febrero. Los analistas se ponen en lo peor y pronostican un peor desempeño de la actividad en la segunda mitad del año. El pesimismo va en aumento.

El índice Ibex 35 ha cerrado en 8.106 puntos, con una pérdida del 0,48 por ciento. Han subido Iberdrola y Telefónica, entre los grandes valores. Pero han flojeado los bancos. Sufren por el temor a que el enfriamiento de la economía y las subidas de tipos de interés supongan un aumento de la morosidad y un menor volumen de su actividad. Y ello pese a que un precio del dinero más alto repercute en una mejora de sus márgenes. Entre los más pequeños destaca la caída de Duro Felguera, una empresa que se encuentra en una situación muy complicada.

El dinero busca refugio en el dólar y en el mercado de bonos. El euro se cambia por 1,0550 dólares. Los precios de los bonos suben en los mercados de deuda, lo que hace bajar su rentabilidad. El rendimiento de las obligaciones españolas a diez años se ha situado por debajo del 2,5 por ciento por primera vez desde comienzos de mes. Hace un año se movía en el 0,5 por ciento.

La rentabilidad del “bund” alemán cae hasta el 1,40 por ciento. La Airef, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, estima que el coste de financiación de la deuda pública aumentará en 34.000 millones de euros este año debido al encarecimiento del precio del dinero y a la decisión del BCE de cerrar el grifo de las compras de bonos, que perjudica especialmente a los países periféricos con mayor endeudamiento, como Italia y España. El BCE estudia crear una herramienta para frenar las primas de riesgo de los países del sur de Europa.