La cantaora extremeña Esther Merino, ganadora de la Lámpara del Cante de las Minas de La Unión (Murcia) 2022, ha explicado que este galardón, el padre de todos los premios, es un reconocimiento a tantos años de carrera y trabajo y confía en que sirva además aún más de impulso al flamenco extremeño.

En este sentido no hay nada mejor que este reconocimiento, sí, sin duda es lo máximo, responde la artista pacense a Efe al preguntarle si este triunfo es comparable a ganar la Champions.

Se trata de un reconocimiento que sin duda le abrirá más puertas y le llevará a más festivales y peñas, y a escenarios más allá de España, ha manifestado la cantaora nacida en la pedanía pacense de Gévora.

Merino considera que la experiencia adquirida, tras años de escenarios, ha sido determinante a la hora de coger las tablas y tranquilidad determinantes para lograr este triunfo.

Hay veces que subes al escenario y se es incapaz de controlar los nervios, -ha dicho- es un premio tan importante que por mucho que hagas se puede fallar, pero este año no han aparecido los nervios.

En este sentido, la clave ha sido disfrutar, combinación que junto a la ardua tarea de estudios de sus cantes le han llevado al éxito.

Esther Merino ha querido también recordar al guitarrista Rosendo Fernández, con quien ha estado de nuevo en el certamen de Las Minas de La Unión y ha destacado que él mismo expresaba que se ha logrado un feeling muy especial este año.

Pese a haber logrado lo máximo, como ha incidido, Merino quiere seguir afrontando nuevos retos pues ahora hay que demostrar aún más" la cantaora que es.

A este respecto, una de sus ilusiones es actuar en el Teatro Romano de Mérida, lo que considera un sueño, o llegar a escenarios que, como consecuencia de la pandemia, no pudo pisar, como por ejemplo el festival de Chicago, reto que quedó pendiente"

La cantaora pacense espera que este reconocimiento, el tercero logrado por un artista extremeño tras Miguel de Tena y Celia Romero, sirva además para posicionar aún más al flamenco de la comunidad autónoma.

Esther Merino, que tiene entre sus referentes a genios como La Paquera de Jerez o José de la Tomasa, reconoce que El Porrina de Badajoz o La Marelu son por su parte claves cuando interpretan los cantes extremeños.

En esta línea ha explicado que a diferencia de sus inicios, ahora hay jóvenes extremeños de nueve o diez años que cantan una malagueña, una seguiriya o una soleá, no solo saben la típica letra de fandango por bulería, sino que pueden realizar ya su repertorio.

Jóvenes a los que espera ayudar de cara a sus trayectorias con el reconocimiento obtenido en Las Minas, pues con ello triunfará también el flamenco extremeño, ha insistido.