ARCO 2023, cita clave del mercado del arte contemporáneo español, ya lo tiene todo listo para una edición que este año mira al sur, con el Mediterráneo como tema principal, y la participación de 211 galerías -31 más que en 2022- y más de 400 coleccionistas confirmados procedentes de 40 países, todo un récord.

"La sensación es muy positiva" ha resumido hoy Maribel López, directora de la feria, que se celebrará en Ifema del 22 al 26 de febrero. Tanto es así, que la organización confía en recuperar este año los 90.000 visitantes que alcanzó en prepandemia.

Como cada edición, ARCO contará con dos programas comisariados: Opening, que agrupará a las galerías más jóvenes, y "Nunca lo mismo. Arte Latinoamericano", con propuestas procedentes de Latinoamérica (11 galerías).

En paralelo, habrá un sinfín de exposiciones y proyectos que llenará la ciudad de Madrid de arte contemporáneo.

MÁS GALERIAS INTERNACIONALES

El número de galerías participantes suben a 211, pero lo más llamativo es que la mayoría de esta subida corresponde a galerías internacionales, con un total de 140 (el 66 %) y de este número, el 29 % son latinoamericanas, que hasta el año pasado vieron afectada su presencia por la pandemia.

La sensación general es la de una vuelta a una feria muy parecida a la euforia previa a la pandemia y la Guerra de Ucrania.

El aluvión de solicitudes para participar ha sido tal que la feria ha tratado de mantener el "equilibrio entre oferta y demanda", a la par que protegía la presencia de galerías españolas, que no se resiente respecto a años anteriores, según ha explicado López.

Vuelven nombres que hace años no pisaban la feria como Capitain Petzel, Contemporary Fine Arts, David Zwirner, Mendes Wood DM o Timothy Taylor, y se suman a las que repiten año tras año como Perrotin, Chantal Crousel, Giorgio Persano, Lelong Krinzinger o Thaddaeus Ropac.

En el apartado español repiten nombres claves como Helga de Alvear, Elvira González, Juana de Aizpuru, Mayoral, José de la Mano, Maisterravalbuena o Sabrina Amrani.

Una de las claves de la expectación de la feria es el número de participantes en el Programa de Compradores Internacionales, que este año traerá a Madrid cerca de 400 coleccionistas y 200 profesionales de 40 países, todo un récord.

MIRANDO AL SUR

ARCO 2023 mira esta 42 edición al sur, en concreto al Mediterráneo. En vez de elegir un país, la feria ha optado por una zona geográfica con el lema "El Mediterráneo: Un Mar Redondo".

"Es una manera de abrir miras", según López. El apartado, comisariado por Marina Fokidis, tomará el pulso de la región a través de la propuesta de una veintena de galerías procedentes desde Croacia a Egipto y desde Israel a Francia.

"El mar Mediterráneo es redondo: también lo es la falda de un derviche, el giro repetido de una bailaora o la forma de una danza tradicional griega"; señala el texto de presentación de Fokidis, que apunta a la plaza -o al zoco, al bazar, al ágora- como el mejor contexto para abordar este espacio.

ARTE Y MUJER

Los Proyectos de Artistas, un espacio que en los últimos dos años estaba dedicado a obras de mujer, este año ya no tendrá ese requisito, pese a las críticas que la feria ha sufrido en los últimos tiempos por la falta de representación de artistas femeninas.

"La presencia de mujeres es algo que cada vez está más incorporado en las galerías, sobre todo en las jóvenes -ha explicado López- (...) queda camino por recorrer, pero se ha acortado".

Este año serán 20 espacios distribuidos en la feria los elegidos para presentar proyectos individuales de artistas (15 mujeres y 5 hombres) como Jan Zöller, Pae White, Cristina Mejias, Diana Larrea, Manolo Gil o Teresa Margolles.

UN SALTO DE CALIDAD

"ARCO ha sabido evolucionar. Tiene tres ejes: atraer a grandes galerías, elevar el nivel artístico y un programa potente de coleccionista. Es un eficaz instrumento de mercado", ha señalado Juan Arrizabalaga, director de Ifema.

"En estos últimos años, ARCO ha dado un salto de calidad", defiende su directora, quien está convencida de que la de Madrid es una feria "muy diferente", que combina su identidad como "espacio comercial" con una "función cultural que nunca olvida".