Europa da un paso al futuro: el cohete Ariane 6 lanza el satélite Sentinel-1D para mejorar la vigilancia del planeta
Europa ha dado un nuevo paso en la conquista del espacio. El cohete Ariane 6 ha colocado con éxito en órbita al satélite Sentinel-1D, la nueva joya del programa Copernicus destinada a reforzar la vigilancia del planeta desde el espacio. Con esta misión, la Agencia Espacial Europea y la Comisión Europea consolidan su apuesta por una observación terrestre autónoma, precisa y sostenible
Madrid - Publicado el
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La madrugada del 5 de noviembre de 2025 quedará marcada como un día histórico para la ciencia y la tecnología europeas. Desde el Centro Espacial de la Guayana Francesa, el lanzador Ariane 6 despegó puntualmente rumbo al espacio con una misión clara: situar en órbita al Sentinel-1D, el cuarto satélite de la familia Sentinel-1, pieza clave de la constelación Copernicus.
Apenas 34 minutos después del lanzamiento, se confirmaba la separación y puesta en órbita del satélite, un logro que demuestra la fiabilidad del nuevo vehículo europeo. El Ariane 6, sucesor del veterano Ariane 5, consolida así su papel como pilar estratégico de la soberanía espacial europea, garantizando que el continente pueda seguir lanzando sus propias misiones científicas y comerciales sin depender de terceros países.
El ojo que nunca parpadea: tecnología de vanguardia al servicio del planeta
El Sentinel-1D está equipado con un radar de apertura sintética en banda C (SAR), capaz de obtener imágenes de alta resolución de día y de noche, y bajo cualquier condición meteorológica. Gracias a este sistema, el satélite podrá monitorizar océanos, glaciares, movimientos de tierra, deforestación y actividad marítima, entre otras aplicaciones.
Además, incorpora un sistema de identificación automática de barcos (AIS), que permitirá reforzar la seguridad marítima y el control de fronteras. Su entrada en funcionamiento permitirá sustituir al veterano Sentinel-1A, que lleva más de once años operativo, mucho más de lo previsto inicialmente.
Con la llegada de este nuevo miembro, Copernicus refuerza su red de satélites de observación y mejora la cobertura global, ya que el Sentinel-1C y el 1D operarán en órbitas separadas 180 grados entre sí, reduciendo los tiempos de revisita y ampliando la cantidad de datos obtenidos.
Datos para proteger la Tierra y anticipar el futuro
Más allá de su espectacular lanzamiento, la verdadera importancia del Sentinel-1D radica en los datos que ofrecerá a científicos, gobiernos y ciudadanos. Las imágenes que genere serán esenciales para monitorizar catástrofes naturales, evaluar daños por terremotos, inundaciones o incendios forestales, y contribuir a la gestión sostenible de recursos naturales.
El satélite también jugará un papel decisivo en la lucha contra el cambio climático, al permitir un seguimiento detallado del derretimiento de los polos, el nivel del mar y los movimientos del terreno en zonas urbanas o agrícolas. Toda esta información estará disponible de forma abierta y gratuita, una de las señas de identidad del programa Copernicus.
La misión ha contado con la participación de más de 70 empresas europeas, entre ellas seis españolas, que han contribuido en el desarrollo de componentes clave. Su implicación demuestra la fortaleza y competitividad del sector aeroespacial europeo, así como su compromiso con el avance tecnológico y la sostenibilidad.
Con el éxito del Ariane 6 y la incorporación del Sentinel-1D, Europa reafirma su liderazgo en la observación de la Tierra. Este lanzamiento no solo amplía las capacidades científicas del continente, sino que garantiza un acceso soberano a la información medioambiental en un contexto global cada vez más complejo.
En palabras simples: el nuevo Sentinel no solo observa el planeta, lo protege. Y con cada imagen enviada desde el espacio, Europa refuerza su compromiso con el conocimiento, la seguridad y el futuro de la Tierra.