El Gobierno ha rebajado la previsión de crecimiento para el año que viene en tres décimas por la incertidumbre que genera lo que está sucediendo en Cataluña. Este año vamos a terminar con un crecimiento del PIB de más del 3 por ciento, una gran cifra. Pero hay casi tres de cada diez españoles, un 28 por ciento, que están en riesgo de exclusión social o de pobreza según los últimos datos de Eurostat. La recuperación económica no nos ha devuelto a la tasa de posible exclusión social que en 2008 era del 24 por ciento. Dicho de otro modo, no todos se benefician de la mejora evidente de nuestra economía.

España no es el tercer país con más pobres de Europa, pero sí es el tercer país en el que el riesgo de la exclusión social se ha elevado más desde la crisis. Por delante solo tenemos a Grecia y a Chipre. Estos datos reflejan que a nuestro crecimiento económico le falta capacidad de disminuir la pobreza. Desde que estalló la crisis ha aumentado el número de personas con dificultad para llevar una vida digna y también el número de grandes fortunas. No estamos recuperando la igualdad que tan necesaria es para la cohesión social.

A menudo da la sensación de que el ascensor social, que permitía cambiar de condición con formación y trabajo, se ha detenido. Hace falta un esfuerzo de solidaridad que incluya cambios en el modelo educativo, en las políticas activas de empleo y en el papel redistribuidor del Estado.