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Señoras, señores, me alegro, buenos días.

Este miércoles 8 de mayo es un día de cielos despejados en casi todo el país. Pero también es un día de cielos nublados para una de las personas más cercanas a Sánchez o de las personas que, de forma más directa, reproducen las órdenes de Sánchez. Y, sobre todo, interpretan el fango que pone en marcha el presidente del Gobierno. Un tipo llamado Álvaro García Ortiz, que es fiscal general del Estado.

Cargo público absolutamente achicharrado. Ayer, dos decisiones judiciales le dejaron completamente desautorizado. Si tuviera vergüenza, García Ortiz se iba a su casa. No hay precedentes de un fiscal general que haya arrastrado al prestigio de la institución como lo ha hecho Álvaro García Ortiz, ¿Por qué sugieren hoy los medios que tienen que dimitir? Por sectario y por manejar la Fiscalía como si fuese un cortijo.

Pero también por falta de conocimientos y profesionalidad. No tiene la cualificación exigible a un fiscal general. Lo único que tiene es el sectarismo. ¿A qué desautorizaciones me refiero? Una, a que el Supremo ha anulado el nombramiento que hizo de Dolores Delgado como fiscal de Memoria Democrática. Básicamente, hay objeciones que se basan en un conflicto de intereses. El fiscal general se negó a consultar a la carrera porque sabía que, lo más probable, es que se lo tumbarían. Antes, ya anuló su nombramiento como fiscal de sala de lo militar.

Y luego llegó la segunda bofetada que puede tener consecuencias más graves. La Audiencia Nacional decidió admitir a trámite la querella al novio de Ayuso. El caso va a seguir adelante a pesar de todo lo que ha montado Ortiz para imponer su criterio.

La querella se dirige contra los responsables de la Fiscalía de Madrid, pero toda la carrera sabe que todo fue orden de Ortiz. Y todavía está pendiente otra causa contra el nombramiento de García Ortiz. Ha recusado a todos los magistrados del Supremo encargados de dictaminar su continuidad. Ahora que habla tanto Sánchez de regeneración democrática, la primera medida de regeneración democrática es cesarlo.

Álvaro García Ortiz, además, va a ser recusado hoy en el Senado. Hay ahí un laboratorio en Moncloa que está estudiando cuánto tiempo va a aguantar achicharrado en el poder.

De las elecciones catalanas, ayer hubo otro debate entre los candidatos.

El socialista Illa anunció como gran fichaje a José Luis Trapero, que era el jefe de los Mossos durante el procés. Fue el jefe de la policía del golpe. El responsable de haber dejado vendidos a policías y guardias civiles. Se cruzó de brazos, mandó a casa a los Mossos. Ese es Trapero. El que tocaba la guitarra en las fiestas de Pilar Rahola. Con fichajes así no hace más que dar la razón a los promotores del manifiesto, que ya han suscrito 80.000 personas e indican que no se puede considerar al PSC una alternativa constitucionalista.

Hernández de Cos, además, advirtió sobre las consecuencias económicas de la falta de consenso. Que impide que se lleven a cabo medidas necesarias. Lo de Óscar Puente es sectarismo, es grosería, ineficiencia. Pablo Hernández de Cos, en cambio, ha sido un gran gobernador del Banco de España. Ahora vamos a ver qué regalito nos deja el sanchismo en el Banco de España. Sánchez... vamos a ver a quién mete ahí.