En España viven 40.000 personas sin hogar. Son personas sin domicilio, por lo tanto, sin una dirección que les acredite para ejercer derechos elementales. Sin posibilidad de habitar una vivienda es imposible vivir en condiciones mínimamente dignas ligadas a necesidades básicas de alimentación y aseo. No hay seguridad de futuro, pero tampoco de presente, sin un techo bajo el que cobijarse y, mucho menos hay posibilidad de desarrollar una vida familiar medianamente normal.La vivienda es una necesidad básica para poder vivir dignamente, para poder trabajar, para poder tener ingresos mínimos y para poder participar en la ciudad y en la sociedad en la que uno vive.Caritas lleva 24 años al frente de una campaña anual, que este año plantea desde la lógica de los deberes como mejor garantía del cumplimiento de los derechos. La realidad de las personas sin hogar debe ser contemplada y respondida con medidas prácticas que permitan que las personas que duermen en la calle puedan recuperar sus derechos más básicos y elementales. No se puede seguir hablando de inclusión social, de lucha contra la pobreza o de fomento de la integración, si la sociedad española, en colaboración con los poderes públicos, no se compromete a garantizar el acceso a un bien tan básico como es un hogar en el que vivir.