Sarkozy y la crisis francesa
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Actualizado 09 may 2017
La aplicación al expresidente de la República Francesa, Nicolás Sarkozy, del régimen de detención provisional y su posterior imputación por presunto tráfico de influencias y corrupción es un síntoma más de la profunda crisis política y social que afecta a Francia. Este episodio desvela la amplia extensión de prácticas ilegales y corruptas en la política francesa, alcanzando incluso al Palacio del Eliseo. Pero la forma de escarnio que afecta a quien ostentó la más alta magistratura de la República revela también el grado de cainismo alcanzado, que amenaza con dinamitar los cimientos de la confianza en el sistema democrático. La situación política de Francia es particularmente grave. Una de las causas está en la corrupción de una administración pública que en otros tiempos fue ejemplar, pero otra, no menos profunda, en la pérdida de identidad y espesor cultural de los viejos partidos. Las luchas internas de la derecha, el desgaste profundo de la izquierda y el auge de la extrema derecha no es una coincidencia casual. Francia, y en no menor medida toda Europa, necesita una regeneración profunda desde una nueva cultura política que vuelva a levantar el ideal del servicio al bien común.
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