El celo por la Buena Nueva del Evangelio, llegando incluso a dar la vida, fue siempre el eje del pescador de Galilea y de Saulo. Este entusiasmo contagió a quienes les rodeaban, hasta el punto de convertir a los propios centinelas como se puede comprobar. El impacto que causa en sus vidas oír que el Señor Jesús ha Resucitado de entre los muertos y que también vivificará nuestros cuerpos mortales, les hace sentir curiosidad por conocer más datos acerca del Hombre de Nazareth. Así empiezan poco a poco un proceso de catecumenado hasta recibir el Bautismo, de una fuente que brota del suelo cuando Pedro traza el Signo de la Cruz. Junto a ellos, se acercaron a la Fe otros 47 más, situación que pronto será descubierta por uno de los jueces quien, llamando a los dos guardias, les insta a abandonar el cristianismo. Al rechazar el mandato, escupiendo incluso la estatua de Júpiter, son condenados a morir decapitados, en la Vía Aurelia a las afueras de la ciudad. Posteriormente sus reliquias irán a la Iglesia levantada en su nombre. Iconografía: Se les representa con la palma del martirio. Otros Santos: Antonio, Bernardino y Ciro.