La regeneración democrática puede dejar de ser un eslogan si los partidos políticos que defienden el orden institucional consiguen generar un clima de confianza que facilite los acuerdos. La reunión que han celebrado el Gobierno y el PSOE sobre este asunto es un inmejorable punto de partida, más cuando ya se sabe que el PP ha transigido al aceptar no incluir la propuesta de reforma electoral en las negociaciones sobre regeneración.Potenciar la transparencia, la rendición y fiscalización de las cuentas, así como el gobierno abierto, son medidas que lejos de cuestionar la idoneidad de las democracias representativas contribuyen a reforzarlas. Con toda seguridad todas las fuerzas políticas democráticas tienen mucho que decir y aportar en este sentido, por lo que es de esperar que todos los grupos parlamentarios se integren en las discusiones y negociaciones.Está claro que España no puede seguir instalada en un clima de sospecha institucional que genera desafección y alimenta la desconfianza ciudadana. Los populismos y las propuestas extra-sistema no surgen de la nada, sino de hechos objetivos ante los que los responsables de las instituciones, ya sea en el Gobierno ya en la oposición, no  asumen posiciones firmes y ejemplares. Llegó la hora de trabajar en serio en este tema y de hacerlo lejos de intereses particulares. Se trata de afianzar el orden institucional para hacerlo más seguro, trasparente y garantista para el bien de todos los españoles.