Ángel Carromero llegó a España procedente de las cárceles cubanas el día 31 de diciembre pasado. A día de hoy sigue en la cárcel de Segovia a la espera de que se le conceda el tercer grado. Durante los seis meses en los que Carromero ha sido rehén de la dictadura castrista, la izquierda española, lejos de denunciar las atrocidades de ese régimen, ha preferido lanzar su artillería contra un ciudadano condenado por un delito que no cometió. Contra Ángel Carromero se han lanzado todo tipo de insidias y falsedades; se ha ridiculizado la finalidad de su viaje a Cuba y se ha llegado a cuestionar su legitimidad.Lo que han hecho con Ángel Carromero es una barbaridad proporcional a la barbarie con la que opera el castrismo. Por eso, una vez más, Llamazares se equivoca con lo que se refiere a Cuba. La barbaridad no es que a Ángel se le conceda el tercer grado, sino que haya tenido que sufrir la arbitrariedad de un régimen que ha querido dar una lección al Gobierno español, así como la brutalidad de las cárceles cubanas.Esperemos que Ángel salga ya de la cárcel de Segovia. Cuando eso suceda será tiempo de iniciar de manera seria una investigación que aclare las circunstancias en las que fallecieron Oswaldo Payà y Harold Cepero, en compañía de Aron Modig y Ángel Carromero; las dos únicas personas que tienen el derecho y el deber de revelar la verdad de lo sucedido.