Además es un problema cada vez más frecuente. “No tienen los síntomas externos pero siguen con un egocentrismo muy propio de la adolescencia”.
Y es que de la adolescencia nos debe preocupar la radicalización. “Es una fase normal y sana, pero si vemos que se encasillan en posiciones muy distantes a nosotros, nos debe preocupar”.
Los adolescentes “van a buscar muchos momentos de conflicto para diferenciarse los padres”, pero hay que tener claras “las cuatro cosas importantes que no son negociables”.
Estos enfrentamientos” no le van a hacer perder la autoestima, siempre y cuando los padres mantengan el respeto. Hay que huir de la ironía. Lo que les hace temblar la autoestima es la crisis personal que viven”, asegura el experto.
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