Miguel deja claro que "no tienen la misma imagen quienes trabajan aquí que quienes ven el Congreso por televisión. Nosotros lo vemos desde nuestro punto de vista de trabajadores. Somos unos 60 ujieres, hay administrativos, técnicos, bibiliotecarios, personal de mantenimiento,... porque mantener toda la infraestructura técnica y administrativa de esta casa conlleva muchas personas".
¿Y qué hace exactamente un ujier? "La persona que está en el hemiciclo debe estar atenta tanto a hacer recados, como que al orador no le falte agua, una fotocopia,... es cuidar un poco de las necesidades que se producen dentro de ese salón".
Con tanto tiempo trabajando en el hemiciclo confiesa que se ha llegado a saber "los nombres de todos sus diputados, los apellidos, la circunscripción y hasta la profesión". ¿Ha hecho amigos? "Hay gente con la que tienes más afecto, otras menos,... Aquí hay gente con más capacidad de empatía que otra pero en general no hay grandes problemas".
Miguel resalta la excelente colección de pintura, de estatuas y la biblioteca del Congreso "dignas de ver". Y recuerda a dos políticos por dos motivos muy distintos: Antonio Romero "porque te contaba chistes cada dos por tres" y Francisco Álvarez-Cascos "porque le eché sin querer un vaso de agua sobre su traje".
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